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Entrevista:

"Un teatro de Estado no puede ser nunca rentable"

La versión francesa de Comedia sin título, de García Lorca, se estrenó ayer en París. Es el primer montaje de Lluís Pasqual, que firma asimismo la traducción junto a Claude Demarigny, como director del Théátre de l'Odéon Théâtre de I'Europe. Se trata de un teatro estatal, subvencionado con 43 millones de francos (alrededor de 780 millones de pesetas) para la presente temporada, más otros 13 que se espera recaudar en taquilla y dos millones de ecus que le asigna el Parlamento Europeo al Odéon-Théátre de I'Europe.

Al tiempo que se libera su forzosa cohabitación con la Comédie Franigaise y aspira a convertirse en un centro de producción, su director, Lluís Pasqual se pregunta: "¿Qué entendemos por Europa? ¿Qué debe ser un Teatro de Europa?Pregunta. Me sorprende como un teatro como el Odéon, un teatro nacional, con un control directo por parte de la Administración, con la lentitud y la dificultad de movimientos que ello supone, haya sido designado para encarnar una cierta idea de la Europa teatral, de esa Europa que cambia a diario.

Respuesta. La idea del Théâtre de l'Europe data de 1983, en que fue creado por Jack Lang y Giorgio Strehler. En su primera temporada, M4-85, sus actividades se redujeron a programar durante cuatro meses una mini-temporada de teatro europeo en el Odéon segunda sala de la Comédie Française, que lo explotaba el resto del año. De hecho, esta situación de realquilado se ha venido sucediendo hasta hoy en que el Odéon se libera de la Comédie y puede dedicarse íntegramente a su vocación europea.

P. ¿En qué consiste la restructuración que usted ha emprendido?R. Obras de infraestructura; creación de un equipo de gestión; convertir el teatro en un centro de producción de espectáculos y crear toda una infraestructura que nos permita ampliar las giras de nuestras producciones. Durante el tiempo en que Strehle fue director del Théâtre de l'Europe prácticamente no se hicieron producciones. Ahora, en la presente temporada, programamos tres producciones. A partir de la próxima temporada pensamos ampliar a cuatro el número de producciones. En cuanto a las giras, precisamos de una infraestructura para poder realizarlas, lo que creo podrá empezar a solucionarse dentro de la próximo temporada.P. ¿Cómo es el sistema de producción del Odéon-Théátre de l'Europe?

R. Pretendo que sea lo más abierto y flexible posible. Este teatro, en cuanto teatro de Europa, ha de estar preparado para facilitar a los directores, escenógrafos y técnicos de otros países unas condiciones de trabajo, unos medios similares a los que disfrutan en sus distintos países. Más aún, si un director quiere probar algo nuevo, trabajar de un modo inusual según el modelo común de producción europea, trabajar, por así decir, a la manera de Peter Brook, debe poder hacerlo. Esta es una de las razones de la reestructuración de este teatro. Con todo no basta con ello. Mientras cuelgue sobre nuestras cabezas la espada de la rentabilidad, esa rentabilidad que nos exigen los políticos, va a ser muy difícil tirar adelante este tipo de producciones. Un teatro de estado, un teatro nacional, no puede ser nunca un teatro rentable.P. El Théâtre de l'Europe es un teatro con una programación mayormente en lengua francesa, ¿no constituye esto un contrasentido?

R. No hay que olvidar que la simbiosis Odéon-Théâtre de l'Europe es un teatro francés, un teatro nacional, financiado por el Gobierno francés, y, como usted sabe muy bien, quien paga manda. Si contradicción hay, se trata, en cualquier caso, de una contradicción práctica; es imposible ofrecer más de un 20% de la programación en otra lengua que no sea el francés. No hay más público que para un 20%. A pesar de la traducción simultánea, con todos los problemas que ésta ofrece.

P. ¿A qué problemas se refiere?

R. ¿Se puede traducir Lorca al francés? ¿Puede un actor respirar con la lengua francesa un texto escrito por un autor español, un autor como Lorca, un poeta que escribía con la mano al mismo tiempo que con la oreja? Son problemas muy graves que hay que resolver en el escenario y que se agudizan cuando se trata de elaborar una traducción para el espectador. En el Odéon hemos adoptado un sistema que consiste en proyectar una traducción, no literal, sobre el escenario.

P. ¿Qué entiende usted por Europa, por Teatro de Europa?

R. ¿Qué es Europa? Hoy en día todo es Europa, todo es europeo: un yogur, una música... ¿por qué no un teatro? ¿Qué es Europa? Nadie lo sabe todavía, a ciencia cierta. En cuanto a nosotros, gente de teatro, nos agradaría formularnos una serie de preguntas -¿qué es Europa?- e intentar hallar una respuesta mediante el teatro, a través del teatro. Incluso si no llegamos a dar con esa respuesta. El arte es, ante todo, inquietud. Tengo la impresión que lo que priva en nuestra sociedad es el prêt á porter, algo que va bien para todos: la camiseta, los tejanos y la cazadora. Pero esta fórmula no puede aplicarse al teatro. Europa es una Europa de las diferencias y son estas diferencias las que la hacen rica: la uniformidad debilita el espíritu.

El Théâtre de l'Europe participa en esa búsqueda de Europa, y lo hace facilitando unos intercambios, unos nuevos sistemas de trabajo y de producción, al tiempo que aspira a contribuir a la aparición de un nuevo teatro. En tal sentido, pienso dedicar mi tercera temporada a la creación contemporánea, de textos escritos por autores de hoy.RenovarP. Su contrato al frente del Odéon-Théâtre de l'Europe es para tres temporadas, hasta julio de 1993, ¿le parece un tiempo suficiente para restructurar el teatro y encauzar su política de teatro europeo?

R. No, no es suficiente. Se necesitarían tres temporadas más.

P. ¿Renovaría usted el contrato si se lo ofreciesen?

R. Lo ignoro.

P. ¿Qué diferencias halla usted entre dirigir un Centro Dramático Nacional y un teatro nacional francés?

R. Más que dirigir yo hablaría de construir y de restructurar. En Madrid construimos un teatro: convertimos el María Guerrero en un teatro con pies y cabeza, apto para funcionar dentro de un aproximativo modelo europeo. Se hizo en seis años, muy deprisa, con un gran derroche de energías. Aquí todo es más lento, aunque el teatro, la escena, no presenta los problemas que teníamos en Madrid.

P. ¿Qué piensa usted del Teatro Nacional que al parecer va a construirse en Madrid?

R. No creo que llegue a construirse. Las macroestructuras teatrales han demostrado resultar inviables, inoperantes.

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