_
_
_
_
_

Las "cocineras" del poder

Sólo el 10% de los altos cargos de la Administración son mujeres

Javier Casqueiro

"¿Pero han hecho cocinas en el nuevo edificio del Consejo?". Esta frase del ministro de Justicia, Enrique Múgica, bromeando sobre la, reclamación de más presencia femenina en el Consejo General del Poder Judicial, manifestada por su única vocal, Cristina Alberdi, ha vuelto a poner en evidencia el subconsciente machista de la sociedad española. Las cifras de representatividad de las mujeres en la cúspide del poder no permiten ser optimistas. Poco más del 10% de los puestos de responsabilidad en la carrera administrativa están ocupados por mujeres.Dos ministras, una subsecretaria, una secretaria general, dos directoras de Gabinete de ministros, 17 directoras generales, 81 subdirectoras, dos delegadas de Gobierno en regiones uniprovinciales a sumar a otras dos gobernadoras civiles, 46 diputadas en la Cámara baja, 28 senadoras, 64 altos cargos autonómicos y 249 alcaldesas. Eso, en la Administración del Estado y en su propio territorio. En el extranjero, ninguna embajadora y sólo dos cónsules generales.

La presencia de las mujeres en la función pública, además de recaer esta dirección general en la persona de María Teresa Mogín Barquín, representa, según los últimos datos recabados por el Ministerio para las Administraciones Públicas (MAP) el pasado 1 de enero y en términos porcentuales, el 32,87% de los funcionarios en activo. Este porcentaje (unas 630.000 funcionarias) tiene poco que ver con las que verdaderamente ordenan y mandan.

El poder de decisión

El poder de decisión en la Administración central está claramente reservado para los hombres y para una élite de supermujeres, concretamente el 10,67%. Este cupo restringido se afina todavía más en las distintas autonomías (aproximadamente el 6,1 %). Por otro lado, tan sólo el 3,2% de las corporaciones locales son presididas, en estos momentos, por 248 alcaldesas.

En el grupo A, el más alto de la Administración, la admisión de mujeres se situó en 1988 en el 43,04%, alcanzando un total de 4.977 puestos, 178 en el nivel 30. Su distribución es muy desigual según el tipo de colectivo afectado aunque hay algunos tradicionalmente feminizados. En contraste, es prácticamente nula la aportación de las mujeres a cuerpos con funciones técnicas especializadas como la carrera diplomática, abogados y economistas del Estado, técnicos comerciales, ingenieros de caminos, canales y puertos, o ingenieros aeronáuticos. En el extranjero, nada más que 40 mujeres pertenecen al cuerpo diplomático español con un total de 700 miembros.

Para la coordinadora del plan para la igualdad de la mujer en la Administración, Mercedes Roig, dependiente del MAP, "las cosas están cambiando bastante y para bien en los últimos años", sobre todo en lo que a la estructura del Estado se refiere. La representatividad política habría que situarla al margen. Sin embargo, no sólo es bajo el número de diputadas o ministras, sino también el de afiliadas a los principales partidos, que nunca supera el 20% del total. Entre las conclusiones más relevantes del trabajo de este departamento se destaca que, en general, "no se detectan situaciones discriminatorias en el acceso" y sí un incremento en el número de funcionarias de carrera. En cualquier caso, y pese a la existencia de algunas divergencias en esta valoración entre el Instituto de la Mujer y el MAP, Mercedes Roig cree necesario insistir en que "hace falta más información y estimulación para que las mujeres acudan a las oposiciones de los puestos donde están infrarrepresentadas". El objetivo es concretar la igualdad real en un plazo de cinco años.

Mucho más optimista es la visión que tiene, en este sentido, el secretario de Estado para las Administraciones Públicas, Teófilo Serrano, de quien depende el departamento que gestiona Mercedes Roig. Serrano asegura que "actualmente no hay discriminación de sexos en la Administración" y que son mucho "más progresistas los organismos públicos que las empresas privadas".

Opinión matizada

Varias directoras generales consultadas se han ratificado también en esta opinión, pero inmediatamente la matizan. Gloria Martínez Tellería lleva tres meses al frente de la Dirección General de Acción Social y desde su experiencia generacional, con algo más de 40 años, apunta que las mujeres de su edad lo han tenido muy diricil y que muchas se han quedado por el camino porque no tenían energías para soportar dobles y triples responsabilidades.

Gloria Martínez está convencida de que la situación ahora es distinta, aunque considera que todavía hay puestos inaccesibles y sobre todo no se olvida de cuando tenía que firmar con iniciales su nombre para concurrir a algunos empleos sólo para hombres. El fantasma a corregir, para esta directora general, es la coletilla que aún se escucha en algunos despachos. "Aquí hace falta un tío", y a continuación se especifican las características masculinas precisas para el cargo.

María del Carmen Lizarraga Madrueño, directora general de Industrias Agrarias, señala que para la plena integración queda mucho trecho que cubrir pero también reconoce que "por lo menos ha desaparecido el factor negativo de la discriminación". Carmen Lizarraga, que lleva nueve meses en el puesto y que en algunos trabajos fue rechazada por ser mujer, asegura que "ponemos un interés especial en el trabajo porque hay que dejar bien a la población femenina".

Masculinizacion privada y feminización pública

María Teresa Mogín Barquín, directora general de la Función Pública, defiende a ultranza el progresismo de la Administración frente a la empresa privada a la hora de contratar mujeres para todos los niveles, incluidos los altos cargos. Teresa Mogín espera que el tiempo, con el acceso irrefrenable del cambio generacional, haga el resto.Sin embargo, Mogín tiene un temor. El hecho constatado de que la Administración ponga menos reparos y ofrezca más posibilidades para compaginar la vida privada con la profesional, sobre todo comparativamente con la feroz competitividad del sector privado, puede reducir a términos de gueto el ámbito de lo público.

Además puede generar también la impresión de que lo competitivo, lo mejor pagado, lo más reconocido y prestigiado socialmente es lo privado, que es donde están los hombres.

Esta negativa impresión se matiza siempre con la constatación de un cambio generacional. "La incorporación creciente de las mujeres jóvenes a la Administración, en concurrencia con los hombres y, en muchos casos, con ventaja sobre ellos, es ya algo más que una hipótesis", enfatiza Mercedes Roig. Los acuerdos adoptados por el Gobierno, con la aplicación de la Ley 3/1989, hacen de la normativa española, para Mercedes Roig, "una de las más favorables a la integración de la mujer entre los países de la CEE", donde España se coloca con un 8,8% a la cabeza en el segmento de representatividad femenina en la alta Administración. Por encima, incluso, del Reino Unido (3,4%), Holanda (4,8%) o Francia (3,1%).

Entre los 25 y los 30 años la invasión femenina copa el 35,29% de los cargos de subdirectores, inspectores o secretarios generales en la Administración.

Estos mismos puestos, antes de lajubilación, son alcanzados solamente por el 3,2% de las mujeres. En el grupo A en general, entre los 26 y los 30 años, las recién licenciadas han llegado ya a ocupar el 42,86% de los despachos.

La ampliación del permiso de maternídad hasta 16 semanas, la garantía de la reserva del puesto de trabajo en caso de excedencia por cuidado de los hijos y las medidas para la prevención del acoso sexual en el trabajo han sido las actuaciones estrella de una política de igualdad de oportunidades que no ha terminado pero a la que se intuye, por fin, salida.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_