Leonardo Boff afirma que "el socialismo tiene futuro porque sigue siendo un ideal"
Leonardo Boff es el más popular de los teólogos de la liberación. Su fama proviene, en buena medida, del proceso al que hace unos años le sometió la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la que es prefecto el cardenal Joseph Ratzinger. En el mes de abra, Boff recibió un nuevo apercibimiento de Ratzinger. El teólogo brasileño mantiene también un pulso con la ideología dominante en el Primer Mundo. Boff asegura que la historia en el Tercer Mundo todavía no ha empezado y afirma que "el socialismo. tiene futuro porque sigue siendo un ideal".
"Para los teólogos de la liberación, la centralidad en el aspecto político no es el socialismo, son los pobres", señala Boff, que conversó con este diario en Lovaina (Bélgica), donde asiste al congreso internacional de Teología organizado por la revista Concilium. "Nosotros siempre hemos criticado lo que llamo socialismo nominal -el que se autodenomina así- del Este de Europa, que es patriarcal, no participativo y no democrático", agrega el teólogo, quien dice que ese sistema jamás fue un modelo para los teólogos de la liberación. Ello le lleva a afirmar que "el socialismo tiene futuro, porque es uno de los ideales más viejos de la humanidad y que tiene como centralidad lo social"."El capitalismo ha triunfado en algunos países, pero con unos costos muy altos: la explotación del Tercer Mundo sirve para pagar ese funcionamiento", dice Boff. "El socialismo, en cambio, sigue siendo un ideal, porque si la humanidad decide sobrevivir a la crisis ecológica mundial tiene que repartir, ser solidaria, no sólo con los humanos, sino con el agua, el árbol, el pájaro, la naturaleza, en la dirección de una gran democracia cósmica", señala. "El socialismo siempre contará con espíritus atentos e idealistas que van a asumir su bandera y a proponerlo como una forma más alta de convivir humanamente", añade.
En la lucha por la utopía, Boff critica los conversos de la izquierda al neorracionalismo y quienes anuncian el fin de la historia. "Ese discurso lo hacen quienes desde la superabundancia no saben qué hacer con la vida; ellos hablan del fin de la historia, pero sólo hay que darse un paseo por las villas miseria, los barrios pobres de América Latina, para darse cuenta de que la historia no ha empezado para dos terceras partes de la humanidad: los pobres, el pueblo oprimido, que viven de esperanza, de sueños, de utopía, como forma de soportar la miseria a la que están sometidos y como forma de proyectar formas de vida para el futuro", asegura Boff.
La lucha por el futuro ha comportado un compromiso para la Iglesia brasileña. En las últimas elecciones presidenciales desde obispos hasta comunidades de base se volcaron en favor del Partido de los Trabajadores. Eso ha originado acusaciones en el sentido de que se estaba construyendo una cristiandad de izquierdas. Boff lo niega radicalmente. "La Iglesia en Brasil no defiende intereses corporativos, sino que defiende a protestantes, a quienes practican religiones afro-brasileñas, a marxistas... lo que la Iglesia hace es poner su capital histórico acumulado al servicio de la causa del pueblo en su lucha por construir una sociedad más democrática en la que todos tengan su sitio: el ateísmo, el espiritualismo, la macumba", manifiesta.
Brasil
"Los cristianos renunciamos a una visión de la Iglesia como poder que quiere conducir la sociedad", agrega. La orientación de la Iglesia en Brasil, sin embargo, puede cambiar, al igual que en otros países de Latinoamérica. En los últimos años, se han producido nombramientos de obispos que pueden hacer variar la dirección. Boff afirma que "hay un reflujo, un proceso de neorromanización de la Iglesia, pero la realidad es más fuerte que la estrategia de Roma y, a fuerza de tomar contacto con la realidad, muchos obispos terminan por convertirse y tomar la opción por los pobres".A Boff le preocupa más la opción por los pobres que los problemas con Roma, de los que prefiere no hablar. Hace especial hincapié en la actuación de los escuadrones de la muerte, que cada semana asesinan entre 10 y 20 niños y jóvenes de 12 a 15 años. "Jamás nadie fue detenido por ello. Los, asesinos generalmente son ex policías pagados por comerciantes y su actuación no hay que considerarla como un hecho aislado, ya que tiene funcionalidad en el sistema", dice. En Brasil los desniveles sociales originan que "la forma de vida, el lujo en el que viven las familias de la burguesía brasileña, difícilmente son alcanzadas en el primer mundo: el Banco Mundial, en un informe del año pasado, aseguraba que el país que tiene una tasa de acumulación más alta es Brasil", manifiesta.
Boff ve la celebración del V Centenario del Descubrimiento "desde la perspectiva de los que están en las playas mirando las carabelas y ellos sienten que fueron invadidos, que sufrieron violencia".
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