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47º FESTIVAL DE VENECIA

Prosigue la pugna entre europeos y estadounidenses en torno al dominio del mercado del cine de la CE

El anuncio de la creación en Europa de una empresa multinacional de producción y distribución de filmes de gran volumen; la presencia fugaz de Jack Valenti, jefe de la Motion Pictures of America Association (MPAA), que agrupa a las majors de Hollywood, y los ecos del vaticinio de Jack Lang, ministro de Cultura francés, de que el dominio del cine de EE UU en la CE puede cambiar de signo vuelven a traer a primer término la llamada guerra audiovisual, que, como la del Golfo, todavía no ha sobrepasado las fintas diplomáticas. Mientras, el buen cine volvió al Lido con Rosencrantz y Guildestern, de Tom Stoppard.

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El anuncio, ayer en Venecia, de la creación de Eurotrustees, primera multinacional comunitaria de producción y distribución de películas, ha alarmado por fuerza en la MPAA, porque su ejemplo, a tenor de las propuestas del ministro italiano del Espectáculo, Carlo Tognoli, en los prolegómenos de esta Mostra, de crear un Mercado Común del Cine, puede cundir y esto significa pasar de las palabras a los hechos, cruzar el Rubicón de la batalla del audiovisual, operación en la que la industria norteamericana no tiene nada que ganar (pues en la situación actual lo tiene todo ganado) y sí mucho que perder.Eurotrustees, según informaciones aparecidas días atrás en la Prensa italiana, agrupa a los siguientes productores y distribuidores de filmes: el alemán Herbert Kloiber, el español Andrés Vicente Gómez, él francés Jean Labadie y el italiano Angelo Rizzoli. Esta empresa, con pretensiones de una auténtica major comunitaria a causa de su potencial capacidad operativa y financiera, parte de la credibilidad que le dan los avales de dos grandes entidades bancarias de negocios y todos los organismos de promoción cultural de la CE.

Por ello podría convertirse, si se lleva a cabo, en la pionera de una serie de iniciativas de esta especie, lo que sería una auténtica amenaza contra el cotidiano paseo militar de Hollywood en los mercados europeos actuales. Según las mismas fuentes, una de esas entidades bancarias es la poderosa Pierson Heldring and Heldring. La otra no se especifica.

Esta noticia, añadida a las filtraciones de una propuesta formal para crear inmediatamente una legislación comunitaria convergente en esta materia, han provocado una fuerte e inesperada respuesta a bote pronto de Jack Valenti, quien afirmó en el diario La Reppublica la frontal oposición de la MPAA a "la política proteccionista comunitaria". Para hacer buenas películas, afirma el magnate hoollywodense, no hacen falta leyes. "Nosotros no tenemos leyes gubernamentales proteccionista si y pensamos que estas leyes limitan la libertad y la creatividad del público".

América impenetrable

Lo que Valenti no dice es que, aunque ciertamente en Estados Unidos no hay leyes gubernamentales o federales proteccionistas, en cambio existe un infranqueable mecanismo de autoproteccionismo gremial, sindical y de facto, que impide cualquier penetración del cine extranjero en los circuitos de las grandes audiencias norteamericanas. Y, en este sentido, afirma Jack Lang, también en declaraciones a La Reppublica, que "mientras las distribuidoras norteamericanas copan el 60% de los taquillajes europeos, tan sólo un 5% del cine que se ve en Estados Unidos es europeo, cuando el volumen de producción es similar al uno y otro lado del Atlántico".

En Europa, y este es un aspecto clave analizado en el Venecia, no sólo vemos las buenas películas norteamericanas, cuyo derecho a ser vistas no se discute, sino todos los rellenos de producción, incluidas las películas de regular, mala e incluso pésima calidad. Y esto a causa de una situación de dominio de facto, por control directo a los entresijos del mercado, cosa que al cine europeo le está vedado igualmente de facto en Estados Unidos, lo que anula la hipotética situación de igual a igual y desequilibra la relación entre ofertas y demandas.

De ahí que Jack Lang, Carlo Tognoli y los restantes responsables comunitarios del mercado del cine se nieguen a llamar "política proteccionista" a lo que, en las mismas aludidas conversaciones de Venecia, ellos consideran una "política de legítima defensa".

La posible, la próxima existencia de una major europea (que ha tocado un punto donde le duele a la MPAA al afirmar que asumirá la distribución en la CE de los filmes independientes norteamericanos) y su posible ejemplaridad para la fundación de otras nuevas entidades similares inquieta seriamente a Valenti. Con la creación, de Eurotrustees, la fase diplomática de la batalla del audiosivual daría paso a una fase más beligerante, en la que los europeos comenzarían a emplear las mismas armas que los estadounidenses. Los próximos años, quizás los próximos meses, tienen la palabra.

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