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FERIA DE LINARES

El 'caso Espartaco '

Para permanecer, como Espartaco, durante cinco temporadas ininterrumpidas a la cabeza del escalafón, para torear más de 100 corridas al año, para hacer el paseo todos los días del mes de agosto, viajando de norte a sur y de este a oeste, hay que tener el ánimo muy templado y la mente muy clara. Es un esfuerzo al alcance de muy pocos. Sin embargo, una parte de la afición le niega a Espartaco el pan y la sal. En sus primeras temporadas triunfales, no se enjuiciaba negativamente su forma de torear, sino el estilo: se decía que carecía de duende, que le faltaba pellizco. Hoy esa parte de la afición lo devalúa por la frecuente adopción de ventajas, es decir, por no ajustarse a los cánones del toreo.. Otra parte de la afición, y sobre todo la gran masa de espectadores que llenan las plazas, admira en Espartaco su permanente voluntad de triunfo, su inteligencia al servicio dé una técnica que le permite no le tropiecen los engaños un altísimo porcentaje de toros, su valor, y el matar como si dispusiera de un cañón.

Torrestrella / Vázquez, Espartaco, Lozano

Cinco toros de Torrestrella, de aceptable presencia y nobles; 2º, sobrero de Aldeanueva, blando y noble. Curro Vázquez: media (oreja con protestas); bajonazo (división). Espartaco: pinchazo y estocada (dos orejas); estocada (dos orejas); salió a hombros. Fernando Lozano: pinchazo y estocada caída (oreja); dos pinchazos y descabello (ovación). Plaza de Linares, 30 de agosto. Tercera corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Ambas facciones tienen razón, y la facción purista desearía que toreara con más verdad y menos ventajas, aun a costa de triunfar muchas, menos veces, pues con todos los toros no se puede uno cruzar, cargar la suerte y embraguetarse. La gran masa, por el contrario, no requiere esos cánones, y se entusiasma cuando ve que el toro persigue la muleta sin tropezarla, y se encandila con los circulares, y con los muletazos de rodillas, y con los desplantes. En definitiva es la eterna contradicción entre el toreo para las mayorías y el toreo para una pequeña minoría.

Espartaco triunfó rotundamente en Linares con su toreo para el gran público, que es el que llena las plazas y mantiene el espectáculo. Muchos muletazos, todos muy templados, muy despegados, con el pico de la muleta, sosteniendo en pie a su primero que tenía pocas fuerzas, y tirando con valor de su segundo, que se le paraba en el embroque.

. Fernando Lozano toreó- bien al tercero en una serie de redondos y en una tanda de naturales de larga trayectoria. Después el toro se le quedó muy parado. El sexto tenía menos recorrido y Lozano consiguió, entre diversas series, una de naturales con mano y temple.

Curro Vázquez hizo una faena con aroma a su primero, aunque casi toda por el lado derecho, por el que el toro tenía el cuerno partido. Con la izquierda lo intentó pero no se acopló. Con el cuarto, que tenía casta, Curro no pudo con él.

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