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FERIA DE COLMENAR VIEJO

Traca de sobreros

Terminó la corrida de ayer en Colmenar en auténtico desmadre. Una de esas corridas que quitan la afición a los que anden flojos en cuanto a fe. Aunque de eso el aficionado está que rebosa. No hay que tener cuidado. Lo que hay que hacer es enfadarse, como se enfadó Ortega Cano con el quinto de la tarde, y plantarle cara a la falta de respeto hacia su afición y sensibilidad.No hay derecho a soportar una ristra de sobreros mientras la luz se va marchando al tran tran; devuelto el primero por voluntad de un presidente que se asusta: ante las protestas de un público que no gusta de mansazos que pegan arreones o envistes por oleadas. No hay derecho a soportar la orgía de tracas, petardos y nulo respeto, por cierta parte de los asistentes, es un decir, mientras Enrique Ponce se cruza ante un basto y reservón toro de Escobar, que le puede dar una tarascada en cualquier momento.

Galache / Galloso, Ortega, Ponce

Cinco toros de Francisco Galache, bien presentados, de escaso juego, excepto 2º; 6º, sobrero de José Escobar, grande y manso, en sustitución de otros dos sobreros de Viento Verde, inválido, y Garcibravo, manso -respectivamente- que sustituían al Galache titular, devuelto por cojo. José Luis Galloso: silencio; pitos. Ortega Cano, oreja; aviso y ovación. Enrique Ponce: silencio en los dos. Plaza de Colmenar Viejo, 27 de agosto. Tercera corrida de feria. Cerca de tres cuartos de entrada.

Aunque no todo son lamentaciones. Ortega Cano tuvo en primer lugar a Grafito, un girlache al que llegó a torear a gusto. El toro fue cambiado con un puyazo y llegó a la muleta noble y colaborador, con son. Ortega empezó y terminó con ayudados, los últimos por alto, que tuvieron arte, y entre esos dos puntos importantes de su obra, realizó una irregular faena, que fue a más cuando en corto se trajo el toro a la cintura y se sintió. En una serie de naturales le intrumentó uno que crugió. Ante el encastado y flojo quinto realizó una faena que también fue a más, enfadándose y queriendo con un astifino de nombre Serrano.

Galloso tuvo un cinqueño incierto en primer lugar, al que poco partido pudo sacar. Y en el manso y distraido cuarto, tiró por la calle de en medio a la primera.

Ponce, que sustituía a Emilio Muñoz, estuvo digno en el primero y resolvió con oficio el interminable final crudo y agridulce.

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