El Gobierno argentino quiere elevar el precio de las zonas petroleras ya adjudicadas, ante el incremento del crudo
La crisis del golfo Pérsico y la subida de los precios del petróleo ha provocado que el gobierno argentino pretenda conseguir más dinero por las 39 zonas petroleras secundarias que habían sido adjudicadas el pasado 10 de julio por un valor de 252 millones de dólares (unos 25.000 millones de pesetas).Tras una reunión con el presidente Carlos Menem, el ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, se descolgó con el anuncio de que, en virtud de la "teoría de la imprevisión", las empresas adjudicatarias de las zonas petroleras secundarias tendrán que pagar más por la explotación que ganaron en subasta con sobres cerrados hace poco más de un mes. Dromi argumentó que en el momento de la adjudicación el precio del barril de petróleo era de 14 dólares y ahora cuesta el doble.
El jurista Dromi argumentó ante las cámaras de televisión que Menem le había servido la fórmula jurídica para basar la pretensión de elevar el precio con la "teoría de la imprevisión", debido a la subida de precios del petróleo. El gobierno argentino quiere renegociar el precio de las zonas petroleras concedidas, las secundarías, que son las de menor rendimiento, y parece que podría aplazar la licitación de las áreas centrales, prevista para el día 29.
El ministro Dromí argumentó que el contrato de adjudicación de las zonas secundarias todavía no es definitivo, ya que falta la firma del presidente. Esta firma presidencial podría retrasarse, en espera de la evolución de la crisis del petróleo y de una eventual renegociación del precio con las empresas adjudicatarias.
Presencia de Repsol
La indignación de las empresas adjudicatarias, entre las que se encuentra la española Repsol Petróleo en asociación con la firma argentina Astra, es previsible aunque se ignora cuál será la reacción ante esta pretensión del gobierno de Menem. Tampoco se sabe cómo respondería el gobierno, si las empresas adjudicatarias no aceptan la renegociación de lo que ganaron en una subasta, que además fue considerada como ejemplar por su limpieza. En medios empresariales, que no desean pronunciarse todavía de forma abierta, se comentaba ayer que la intención de renegociar, si se confirma, podría poner en peligro la credibilidad del Gobierno argentino, que había sido recuperada con muchas dificultades. Los petroleros argumentan que este negocio se había cerrado para 25 años y no se pueden modificar las condiciones por los altibajos que pueda sufrir el precio del petróleo en unos días o semanas.
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