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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre la voz y el rugido

Cuando Tina Turner bajó peldaño a peldaño, con la parsimonia de una vedette de revista o de una estrella de Broadway, la enorme escalera que cayó desde el cielo del escenario y atacó Steamy windows, ya nadie se acordaba de la magnífica y breve actuación que los Neville Brothers habían ofrecido sólo unos minutos antes. Y es que, a sus 51 años de edad, Tina Turner continúa cantando como los ángeles.La noche ya se presagiaba caliente cuando los cuatro hermanos Neville y sus tres músicos aparecieron en escena. Con unos medios técnicos habituales para los teloneros e impropios de la categoría artística de la banda de Nueva Orleans, comenzaron con una sobriedad admirable a elaborar ese rock libre que sitúa su música como confluencia de culturas.

Tina Turner y los Neville Brothers

Tina Turner (voz), Kenny Moore (piano y coros), John Miles (guitarra, coros), Jack Bruno (batería), Timmy Capello (saxo, teclados, percusión y armónica), Bob Feit (bajo), Ollie Marland (teclados, coros), James Ralston (guitarra, coros), Annie Behringer (baile, coros), LeJeune Richardson (baile, coros). Neville Brothers: Aaron Neville (teclados, voz), Ary Neville (teclados, voz), Charles Neville (saxo, percusión, voz), Cyril Neville (percusión, voz), Willie Green (batería), Tony Hall (bajo, voz), Eric Struthers (guitarra). Precio: 2.800 y 3.600 pesetas. 20.000 personas. Plaza de Toros de Las Ventas. Madrid, 4 de julio.

Los Neville Brothers son norteamericanos cuando se inspiran en el blues, caribeños cuando enriquecen sus temas con percusiones y africanos por el sentido circular de sus canciones. Con excelentes voces y una magnífica interpretación plena de sentido rítmico, los hermanos Neville ofrecieron con sencillez suprema una música rica y estimulante por su fidelidad a las raíces. Esperemos que vuelvan pronto con más tiempo y en mejores condiciones técnicas.

Pero el público que abarrotaba la plaza de toros de Las Ventas hasta el exceso esperaba a Tina Turner y despidió a los Neville con injusta frialdad quizá porque guardaba su energía para la leona de Tennessee Acompañada por seis músicos blancos y un pianista negro, la cantante demostró durante do horas que cualquier cosa es posible cuando se defiende con pasión, energía y una voz excepcional, que todavía guarda capacidad de emoción.

Adaptación

Espectacularidad y patrocinios aparte -hoy resulta difícil saber si se asiste a un recital o a la fiesta final de una convención de bebidas refrescantes-, el éxito de Tina Turner se sustenta en su capacidad de adaptar a un público blanco una música inspirada en raíces negras. Para esto, la Turner no duda en ofrecer su voz a canciones de autores que tienen la clave del éxito popular y que lo mismo componen para ella que para Julio Iglesias. Y la jugada le ha salido redonda, porque sabe salpicar su repertorio con cal y arena.Y así, tras un éxito comercial pensado para un público amplio, como Foreign affair, sigue un blues como Undercover agent for the blues. Después de alguna de esas canciones que mantiene el espíritu del soul, se embarca en baladas más blandas como Don't wanna lose you o What's love got do with it, que en otra voz resultarían insufriblemente empalagosas. Por encima de canciones, de un recital excesivamente planificado, de una segunda parte demasiado convencional y de la pérdida de espíritu en algún clásico como Proud Mary, Tina Turner mantiene una voz áspera, metálica y con rajo, que puede llegar a penetrar y comunicar.

Tal como están las cosas, a Tina Turner hay que agradecerle que no es necesario estar pendiente de si canta en sonido pregrabado. Canta por derecho. Todo el recital fue ejecutado con naturalidad y perfección, destacando la labor del pianista Kenny Moore -que proporcionó el único toque acústico del recital- y del guitarrista John Miles.

Y por encima de todos -al final incluso cantó sobrevolando al público en una grúa-púlpito-, una Tina Turner balanceándose con fuerza entre lo blanco y lo negro; entre lo comercial y lo puro; entre la voz y el rugido.

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