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Bush, escéptico sobre la ayuda occidental a Moscú

El presidente de Estados Unidos, George Bush, advirtió ayer, en una reunión con varios periodistas, sobre los peligros de establecer "un paralelismo" entre la presencia militar norteamericana y soviética en Europa central y manifestó que las tropas estadounidenses son "deseadas" por los Gobiernos respectivos y constituyen "un factor de estabilidad" para el equilibrio europeo. Al mismo tiempo, se mostró escéptico sobre la eventual participación oficial de EE UU en el paquete de ayuda económica a la Unión Soviética propuesto por la Comunidad Europea.

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En una distendida conversación de 45 minutos con los representantes de periódicos europeos, entre los que se encontraba EL PAÍS, celebrada en el Salón Roosevelt de la Casa Blanca, Bush subrayó en varias ocasiones que una de sus preocupaciones es convencer al presidente soviético, Mijaíl Gorbahov, de que "la URSS no tiene nada que temer de una Alemania unida en el seno de la Alianza Atlántica".El mandatario norteameriano, que habló sin consultar una sola vez las breves notas contenidas en tres cartulinas fue le habían preparado sus ayudantes, se negó a admitir que se pueda establecer "un paralelismo" entre la presencia militar estadounidense en Europa y la soviética y recalcó que la persistencia de ese tipo de comparaciones sólo servía para facilitar argumentos a los que defienden una postura aislacionista de EE UU.

Las tropas norteamericanas están en Europa, dijo Bush, en primer lugar, porque lo desean los Gobiernos europeos, y en segundo, porque constituyen un factor de estabilidad y esto lo reconocen los soviéticos y, desde luego, los alemanes. "No existe paralelismo posible. No deseo que se juzgue igual, bien por parte soviética bien por nuestros amigos europeos, la presencia de tropas de EE UU y de la URSS. Nosotros estamos allí como estabilizadores y porque, al menos en esta coyuntura histórica, se desea nuestra presencia. Gorbachov no puede, por razones históricas, hacer la misma afirmación", dijo.

Perspectiva distinta

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El presidente insistió que era necesario "desligar" las dos presencias y "abordar el problema desde una perspectiva distinta porque si no se podrían inflamar las presiones aislacionistas en Estados Unidos". "Si se nos iguala, si se nos considera como fuerzas mercenarias o como fuerzas cuya presencia no es deseada, entonces donde hay un pequeño fuego se puede producir un incendio", dijo Bush.

Preguntado sobre la cumbre que la Alianza Atlántica celebrará en Londres a primeros de julio, Bush anunció que no presentaría "ninguna propuesta dramática" en la reunión. "No espero que se produzcan grandes sorpresas en Londres en el sentido de tratar temas que no han sido debatidos o discutidos con anterioridad", añadió. El presidente norteamericano reconoció, sin embargo, que los acontecimientos registrados en la URSS y Europa del Este en el último año requerían un replanteamiento de la Alianza.

Al haber cambiado la amenaza, dijo, es preciso que analicemos qué clase de defensa y de doctrina militar se precisan en la actualidad. "He discutido recientemente con el presidente François Mitterrand problemas europeos", añadió Bush; "qué papel político podría desempeñar la OTAN, por ejemplo, en el campo de la no-proliferación de armas nucleares y en la verificación de los acuerdos de desarme". Sin embargo, Bush excluyó un posible desmantelamiento de la estructura militar y subrayó la necesidad de mantener "una alianza defensiva dada la impredictibilidad e inestabilidad del mundo".

Con relación a la posible participación de Washington en el paquete de ayuda económica a la Unión Soviética propuesto por la Comunidad Europea, Bush se mostró escéptico por razones presupuestarias y políticas. "Tenemos problemas en términos de nuevas partidas", dijo aludiendo de forma indirecta al déficit presupuestario. "Por ejemplo", dijo Bush, "para los americanos es dificil comprender por qué los 5.000 millones de dólares anuales que se destinan a Cuba no se utilizan para ayudar al pueblo soviético".

Bush rechazó "la interpretación cínica" de que la oferta de ayuda alemana a Moscú, hecha por el canciller Helmut Kohl, fuera una especie de soborno a la URSS para que acepte la reunificación germana. "No veo su interés en promover la cooperación económica con la URSS como un intento de compra o como una compensación por la unificación. Kolh tiene un interés genuino en que continúe la reforma y en el bienestar económico del pueblo soviético", dijo.

La unificación alemana

La reunificación de Alemania y su permanencia en la OTAN que Bush considera indispensable para asegurar la estabilidad europea, fue defendida enérgicamente por el presidente norteamericano. Hay que convencer a Gorbachov, subrayó, de que la URSS no tiene nada que temer de la participación alemana en la OTAN. Sin embargo, recalcó que le constan los recelos de Moscú y los de Polonia.

Los problemas de Europa consumieron la práctica totalidad de la conversación. Fuera de ellos, el presidente sólo se refirió de pasada a la crisis de Oriente Próximo, cuya situación calificó de "frustrante", y a América Latina, sobre la que dijo que tiene intención de intensificar sus esfuerzos para conseguir que los aliados europeos y Japón incrementen su ayuda a esos países.

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