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Mandela pedirá, a Bush y a la ONU que mantengan las sanciones contra Pretoria

El líder surafricano, Nelson Mandela, recibió ayer en Nueva York una bienvenida apoteósica al comienzo de una gira de 12 días a Estados Unidos. El veterano luchador por la igualdad racial pedirá al presidente George Bush y a la Asamblea General de las Naciones Unidas el mantenimiento de las sanciones contra Suráfrica, a pesar de las reformas del presidente Frederik de Klerk.

Mandela, que cumplirá 72 años el próximo mes, fue recibido en el aeropuerto John F. Kennedy adonde llegó procedente de Canadá, por la flor y nata de la ciudad de los rascacielos y del Estado de Nueva York, encabezados por el alcalde David Dinkins, el primer negro que accede a la alcaldía neoyorquina, y el gobernador demócrata, Mario Cuomo.La bandera surafricana no figuraba entre las enseñas que ondeaban al viento en el aeropuerto, en el que los colores oro, verde y negro del Congreso Nacional Africano (ANC) flameaban junto a la estadounidense y el estandarte de la ciudad de Nueva York.

A pesar de que el Gobierno de Pretoria anunció ayer la abolición de la Group Amenities Act, la ley que mantenía la segregación racial en los lugares de esparcimiento públicos, el mensaje de Mandela a Bush, con quien se entrevista el lunes, y a las Naciones Unidas, a las que se dirige mañana viernes, no se apartará un ápice de la línea expuesta al mundo por el dirigente negro desde su liberación tras 27 años de confinamiento: hay que mantener las sanciones contra Pretoria hasta que la igualdad racial y política se hayan conseguido plenamente en Suráfrica.

El Congreso de Washington aprobó en 1986, a pesar del veto del entonces presidente Ronald Reagan, la ley antiapartheid por la que se impusieron una serie de sanciones económicas a Suráfrica. Aunque tanto Bush como su secretario de Estado, James Baker, son partidiarios en privado de reconsiderar el tema de las sanciones como forma de alentar las reformas del presidente De Klerk, dos factores hacen altamente improbable que se atrevan a levantarlas en los momentos actuales.

En primer lugar, la Administración republicana no desea regalar un arma política al partido demócrata en un año electoral, y, en segundo, Bush no quiere enemistarse con el voto negro, entre cuya población Mandela goza de una popularidad sólo comparable a la de Martin Luther King.

Nelson Mandela viajará de costa a costa y visitará, entre otras ciudades, Atlanta, donde colocará una corona en el monumento a King. Dos ciudades, San Francisco y Chicago, ha sido vetadas por albergar sedes de compañías que comercian con Suráfrica.

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