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Entrevista:

Imanol Arias, se transforma en Calígula

Ensaya la obra de Camus y proyecta dirigir cine

Imanol Arias lleva un mes, y le queda otro, vestido de romano para estrenar el 26 de julio, en el Festival de Mérida, Calígula, de Albert Camus, dirigido por José Tamayo. El actor considera que con esta obra aprueba ya su asignatura pendiente con el teatro, a la vez que culmina su transformación de "actor galán a actor de calidad". "Soy consciente", afirma, "de que en mi carrera ha habido un desequilibrio notable entre mi popularidad y, mis resultados como actor".

Tiene 34 años de edad, lleva 10 de carrera profesional, ha trabajado en 17 películas y dos series de televisión que le convirtieron en el galán del cine español. Pero desde hace tres años, en que se transformó, sucio y harapiento, en El Lute, ha decidido que el precio que ha de pagar a la fama debe basarse, dice, "en igualar como actor el tamaño enorme de la popularidad". Y añade: "He aprendido a utilizar la palabra sin miedo. He notado cómo mi cuerpo se transforma, mi cara se hace cada vez más enjuta y ese espacio del galán debía de ocuparlo otra gente que de hecho lo ha ocupado".Pregunta. ¿Ésta es la razón por la que Imanol Arias se transforma ahora en Calígula?

Respuesta. Fundamentalmente es que yo no quería ser un invitado de piedra del teatro. La temporada pasada, con Comedia sin título, dirigido por Lluís Pasqual, y ahora con este Calígula de Camus, puesto en escena por José Tamayo, creo que ya he conseguido ser un invitado permanente del teatro y convertir lo que era solamente un deseo mío, y no del teatro, en un deseo mutuo. Calígula se representará durante el verano en los festivales de Mérida, Burgos y Grec, entre otros. Luego finalizo este año teatral estrenando en octubre en el Odeón de París Comedia sin título.

P. ¿Cómo va a ser su Calígula?

R. Esta obra de Albert Camus es todo un reto para un actor. En Alemania fue interpretado por Bruno Ganz, en Francia por Gerard Philippe, en Italia por Vittorio Gassman, y en España por José María Rodero, cuyo recuerdo aún perdura. Calígula es una reflexión profunda sobre la libertad: que se hace a costa de los demás.

P. ¿Ve alguna aportación del personaje de Calígula a la España de 1990?

R. Sobre todo una reflexión sobre el poder: ahora que las libertades se ven atacadas en pequeñas cosas y el poder sólo es corrosivo, resulta que los seres humanos tenemos cada vez menos armas. Lo que dice Camus es algo muy serio: el mundo tal como está no es razonable y los hombres mueren sin ser felices, por lo que ostentar el poder sin conseguir transformar el mundo no significa nada y puede llevar, como le ocurre a Calígula, a la esquizofrenia.

Necesidad de dirigir

P. ¿Por eso quiere usted convertirse en director de cine?

R. No. Seguiré siendo actor, porque es el trabajo en que puedo aportar más como persona, pero lo que ocurre es que como artista siento también la necesidad de dirigir, e intentaré aprovechar la popularidad para que me lleguen buenos proyectos a las manos.

P. ¿Su necesidad de dirigir viene porque es poco interesante lo que le ofrecen como actor?

R. No, hay de todo. Aunque ahora ha bajado, por el parón de un año que ha vivido el cine español, me suelen llegar al año una docena de guiones, aunque no hay más de tres aceptables. El que yo quiera dirigir tiene que ver con que primero aprendes como actor y luego quieres contar tú mismo las historias.

P. ¿Siente que se le ha quedado pequeño el cine español como actor?

R. No, porque las ofertas de fuera no son continuadas. Además, a uno se le quedaría pequeño esto cuando aquí no trabajas al máximo nivel; pero no es mi caso. Respecto a mi carrera fuera de España, soy muy conocido en Latinoamérica, pero he dedicado mi gran momento a trabajar aquí y estoy contento. Y ahora resulta que mi primera película como director ¡va a ser en Latinoamérical

P. ¿Pero su debú como director no iba a ser llevando al cine la novela de Daniel Múgica Uno se vuelve loco?

R. Esa idea no está abandonada, pero Daniel todavía no me ha entregado el guión, porque me imagino que está muy ocupado, y mientras no existe el guión sólo queda el proyecto como tal.

P. ¿Y cómo va a ser la película que dirija en Latinoamérica?

R. Primero me ofrecieron la historia como actor, y luego me han propuesto dirigirla y he dicho que sí. Trata de la guerra en Nicaragua, más concretamente de un suceso que descubrió la prensa: el Caso 301, protagonizado por prisioneros de la Contra, que eran obligados a llevar consigo cuerpos mutilados durante mucho tiempo, y cuando enloquecían los dejaban solos en la selva. El rodaje comenzará al final del año que viene, después de que yo termine la segunda parte de la serie de televisión Brigada central.

P. Entonces, ¿volverá usted a hacer la tan criticada serie de televisión?

R. Sí, rodaremos Brigada central 2 a comienzos del año que viene, y será una coproducción entre Francia y España. Yo creo que las críticas recibidas, en general, tienen razón porque abordábamos un género no muy habitual en España y se hizo precipitadamente por parte de todos. Creo que los resultados van a mejorar ahora. De todas formas, como artista pienso que debemos mejorar todos, pero el público ha dicho que ha sido un éxito, y es el que manda.

P. Actor que será director mientras va del esquizofrénico Calígula al policía Flores... ¿Es usted tan equilibrado como aparenta?

R. No, qué va. Es un truco que yo empleo, y por eso soy actor. Porque siendo actor puedes jugar a ser equilibrado cuando no ruedas, puesto que ya eres bastante desequilibrado rodando.

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