'Señores' por decreto
Los maestros de Croacia deberán enseñar los tratamientos que sustituyen al de 'compañero'
El viejo compañeros desapareció por decreto en la república yugoslava de Croacia. En adelante todos serán señores o señoras, damas y caballeros. El ministro de Educación, VIatko PavIetic, elegido junto con el primer Gobierno democrático el pasado 30 de mayo, emitió hace dos días su primer decreto: "De ahora en adelante, los maestros ( ... ) tendrán que instruir a los alumnos a desarrollar la necesidad y la práctica de dirigirse con señora, señor, damas y caballeros".
No se puede permitir, explica el comunicado, que los maestros exijan que sus alumnos les digan compañero o compañera. Estas instrucciones acerca del cambio de los modales están concebidas para "desarrollar el respeto de los modales europeos de comunicación entre los ciudadanos".Desde el triunfo de la revolución comunista, en 1945, las palabras señor y señora, dama y caballero desaparecieron por fuerza, aunque no por decreto, del vocablo de los pueblos yugoslavos. Si bien se mantuvieron en algunos tratos privados, fuera de los ojos públicos deseosos de detectar, denunciar y destrozar cualquier huella de la señoría o burguesía, en la vida pública todos eran compañeros: compañero director, compañero presidente, compañero ministro, etcétera. Decir señor o señora era despectivo. "No te hagas señor" era una manera de ofender y despreciar. Sólo los extranjeros y las autoridades eclesiásticas se salvaban del compañerismo. No eran comunistas y, por tanto, tampoco compañeros.
Sin embargo, tras cuatro décadas de destrucción sistemática de todo lo que oliera a burgués, y con el fracaso del socialismo real, los señores y las señoras se han puesto de moda. En la época de la transición actual, escoger el modo de dirigirse a una persona llegó a crear dolores de cabeza. Unos se ofenden cuando se les dice compañeros, pues "siempre han sido señores" y nada tienen que ver con el comunismo. Otros se indignan cuando se les dice señores. "No he luchado en la revolución para ser un señor", exclamó hace poco, indignado, un cliente en la agencia turística Atlas, en Belgrado. La empleada quedó perpleja frente a la ira del cliente, pues ella sólo dijo: "¿Qué desea, señor?.
Con la creación de los partidos políticos de oposición, y sobre todo tras la victoria de los mismos en dos repúblicas yugoslavas -Croacia y Eslovenía-, decir damas y caballeros se volvió un acto de liberación del viejo régimen. En el congreso constitutivo del Partido Socialdemócrata Esloveno, en febrero de 1989, el primer orador cosechó un gran aplauso por sólo pronunciar dos palabras, "señoras y señores", en lugar de "compañeros y compañeras". Ahora, cuando la oposlición coexiste con el partido comunista en todas las repúblicas yugoslavas, cómo tratar a una persona crea a veces situaciones cómicas. Cuando en un debate en la televisión aparecen los comunistas y los no comunistas, los periodistas se confunden invariablemente. "Compañero" suele escaparse al periodista, que luego se autocorrige y dice "señor".
Intimidad 'primitiva'
El compañerismo forzado comenzaba a enseñarse en las escuelas. Todos eran compañeros: maestros en la educación preescolar y primaria, profesores en la universidad. Hasta una persona anciana era companera para un adolescente. De ahí que el ministro de Educación de Croacia quisiera acabar, de una vez por todas y de un solo golpe, con esta intimidad primitiva. Anunció, asimismo, la apertura de las clases para los directores de todas las escuelas primarias y de los colegios para limpiarlos de los "directores políticamente Inadecuados", es decir, de los comunistas.La opinión pública reaccionó inmediatamente contra el decreto, pues "una manera totalitaria de pensar no debería sustituirse por otra", ya que la transición entre los compañeros empedernidos" a los "señores oficialmente inaugurados" debería ser natural y no por decreto. El escritor de Belgrado Jovan Hadzi-Kostic fue más tajante: "Algunos que insisten en ser señores deberían cumplir ciertos requisitos: bañarse, afeitarse, plancharse y de vez en cuando utilizar un desodorante, aunque sea de los baratos".
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