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Centroamérica pide a Baker dinero para la democracia

Antonio Caño

Los presidentes centroamericanos hicieron ayer una urgente solicitud de ayuda económica al secretario de Estado norteamericano, James Baker, y por medio de él a toda la comunidad internacional para que colabore con dinero en la tarea de defender la democracia y mantener la paz costosamente adquirida. "No tendemos la mano buscando limosna, sino el reconocimiento de la comunidad in ternacional a los esfuerzos realizados en Centroamérica" dijo el domingo Rafael Calderón, jefe de Estado de Costa Rica, al clausurar la octava cumbre presidencia¡, en Antigua, Guatemala.

James Baker desayunó ayer con los cinco presidentes de Centroamérica y el de Panamá, y se reunió después por separado con cada uno de ellos, sin agendas previas, para tratar temas de interés bilateral. Fuentes norteamericanas informaron que Baker coincidió con los presidentes en la necesidad de "mitigar las condiciones de extrema pobreza" de la región y de "promover una distribución igualitaria del ingreso".Con ese propósito, el secretario de Estado expresó la conveniencia de elevar los niveles de inversión extranjera y explicó a los presidentes la propuesta de crear un fondo común de ayuda a Centroamérica inspirado en el que se creó en 1989 para la ayuda a Hungría y Polonia y que integraban 24 países.

Estados Unidos llevaría la voz cantante en ese fondo de asistencia, pero promovería, al mismo tiempo, la participación en él de otros países, entre ellos España y los demás miembros de la Comunidad Europea También se cuenta con la participación de Japón y algunos países de América Latina, como México y Venezuela.

El presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, le informó sobre la marcha de las conversaciones de paz con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), o que hoy deben reanudarse en México. Según fuentes norteamericanas, Baker y Cristian analizaron las dificultades de la Administración norteamericana para conseguir la aprobación de la ayuda para El Salvador en el Congreso, preocupado por la falta de resultados convincentes en la investigación sobre el asesinato de los seis sacerdotes jesuitas el pasado noviembre.

El tema de la ayuda bilateral fue también tratado por Baker con la presidenta de Nicaragua, Violeta Chamorro, con la que analizó asimismo las consecuencias de la desmovilizaciónde la Contra, y con el panameño Guillermo Endara.

Pese a este extenso temario, oficialmente nadie sabe a qué vino el secretario de Estado norteamericano a Guatemala; el propio presidente de este país, Vinicio Cerezo, declaró ayer que el viaje de Baker no tenía programa.

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Casi literalmente, los seis presidentes guardaron fila para entrevistarse con el jefe de la diplomacia estadounidense sin saber con exactitud qué es lo que venía a decirles. Hasta protocolariamente resultó sintomático este contacto colectivo del secretario de Estado con una región en la que en menos de un año han sido eliminados todos los obstáculos para el pleno control norteamericano.

La misma reunión de ayer habría sido imposible si Daniel Ortega hubiera resultado vencedor en las elecciones celebradas el pasado febrero en Nicaragua. La ausencia de Ortega y la presencia en esta reunión del presidente de Panamá son los mejores símbolos de la nueva Centroamérica surgida de esta cumbre de Antigua Guatemala; una Centroamérica que pone hoy énfasis en su recuperación económica.

Los seis presidentes firmaron en la noche del domingo un plan de acción económico de Centroamérica que crea "un nuevo marco jurídico y operativo de la integración" e incluye un programa para la modernización y transformación de las economías de la región.

La Declaración de Antigua puede tener significación histórica en su afirmación de que "la violencia empieza a formar parte de una historia que no vamos a olvidar pero que no debemos repetir; ahora empezamos a recorrer otros caminos".

Los presidentes advierten, sin embargo, que "la guerra y la violencia son actos de crueldad humana, pero la pobreza es un acto de abandono humano que se debe enfrentar". "Ese camino de la paz que pasa por el desarrollo nos exige encarar el futuro con esperanza, emprender con energía e imaginación nuestro desarrollo y crecimiento económico con una mayor y más justa distribución de sus beneficios", afirman.

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