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La batalla celestial

Los astrólogos replican a un manifiesto de los astrónomos

Ninguno de los analistas políticos ha citado su punto de vista para explicar las causas de la fulminante caída del muro de Berlín. Se ha hablado en términos sociopolíticos, económicos, estratégicos, pero ni una sola palabra de la posición de Urano en el firmamento. Y sin embargo los astrólogos lo tienen muy claro. La influencia de los astros en la conducta y el destino humanos, no sólo en el individual sino en el colectivo, es decisiva. Pero los astrónomos discrepan totalmente, como hicieron constar en un reciente manifiesto firmado por 250 relevantes personalidades de la astrofísica.

Los astrólogos se han atrevido a señalar en un reciente manifiesto que: "Los astrólogos poseemos las bases técnicas que nos permiten aproximarnos a la definición de todo tipo de fenómenos naturales, sociales y económicos con antelación a su aparición".Una afirmación que despierta las iras de los astrónomos españoles, la práctica totalidad de los cuales -250- firmó en mayo pasado una carta en la que la astrología y quienes la practican quedaba bastante malparada.

La carta reproducía las objeciones que ya hicieran en 1975 numerosos científicos norteamericanos. Aquel manifiesto llamaba la atención sobre la absoluta falacia de los horóscopos y sobre la creciente influencia de dicha "seudociencia" en el mundo. Entre los promotores de la versión castellana figuraban científicos relacionados con una organización, Alternativa Racional a las Seudociencias, que se ha convertido en martillo de homeópatas, visionarios de ovnis y, por supuesto de astrólogos.

"Aun así, me sorprendió ver una crítica tan superficial", explica José Luis San Miguel, licenciado en Geología y uno de los astrólogos más reputados. "Decir que el error de los astrólogos reside en la visión geocéntrica de la Tierra es absurdo. Hacemos los cálculos desde la Tierra, pero sabemos de la existencia de centros sucesivos en el universo. Conocemos perfectamente la precesión de los equinoccios. Y conste que no dudo de la honestidad de los astrónomos".

Pero no todos sus compañeros de actividad comparten este criterio desapasionado. "Esta polémica obedece sólo a los deseos de notoriedad de algunos jóvenes profesores", dice, por ejemplo, Arturo González, informático de profesión y astrólogo de vocación que utiliza el computador en sus cálculos. "Todas las críticas a nuestra actividad, aun admitiendo que en ella hay mucho intruso y mucha superchería sobran, porque al que no funciona nadie le contrata más, mientras que ellos son funcionarios, y su única misión de utilidad práctica es establecer los cambios horarios anuales, y encima manejan un presupuesto considerable".

Quizás lo que subyace detrás de esta polémica es una cierta rivalidad entre ambos colectivos Alrededor de 300 profesionales en el lado de los astrónomos, trabajando en su mayoría en observatorios astronómicos o en las facultades, universitarias, y una cifra similar -a juzgar por lo que acudieron al último congreso de astrología de mayo pasado en Gijón- de astrólogos, muchos de los cuales no viven de hacer horóscopos en los diarios -lo que todos consideran un mero entretenimiento- ni cartas astrales. "Además, objeta el también astrólogo Sinesio Rodenas, "nuestros cálculos se hacen sobre la base de las efemérides de la NASA, que precisamente son geocéntricas también".

Cartas astrales para todo

"Eso dicen con frecuencia", señala Javier Armentia, profesor ayudante en la Facultad de Físicas de la Complutense a sus 27 años. "Pero lo cierto es que hay muchísima gente por ahí haciendo predicciones que rara vez se cumplen en aras de una ciencia falsa. No hace mucho leí que un directivo de Alcatel recomendaba atenerse a la carta astral de los aspirantes a trabajar en la empresa. Y yo, que soy vasco, estoy harto de leer la cantidad de políticos que le consultan a la bruja buena de Urguil. Pero, además, se atreven con todo. Hacen cartas astrales de bodas, de perros, de lo que sea. No sólo le sacan el dinero a la gente, porque las cartas astrales pueden costar entre 7.000 y 35.000 pesetas, sino que encima es algo que no funciona en absoluto". Y Armentia cita los experimentos realizados en Estados Unidos para comprobar el nivel de fiabilidad de la técnica astrológica. Los aciertos predictivos no superaban el porcentaje atribuido al azar.

"Ya lo creo que funciona. Pero para saberlo hay que practicarla. Lo lamentable es que la ciencia haya degenerado en un dogmatismo totalitario de corte religioso", se queja San Miguel, 11 pero la astrología saldrá adelante, porque hay gente de gran nivel cultural e incluso científicos como los físicos cuánticos que empiezan a aceptarla".

Sobre su mesa de despacho, instalado en un edific4o del viejo Madrid, se amontonan publicaciones con subrayados en tinta fluorescente. "Lee aquí, por favor", dice señalando unos párrafos, "son conferencias de Liz Green, una astróloga anglosajona muy famosa, y mira la fecha. Son de 1980 a 1985. Bueno, pues aquí se explica cómo el tránsito de Plutón a través de Escorpio, junto a la conjunción de Saturno, Urano y Neptuno en Capricornio que había de producirse al final de la década, podía explicar los grandes cambios actuales".

Y la ciencia, después de todo, ha tenido que recoger velas en no pocas ocasiones. "Es cierto que hay avances y retrocesos y que no todo se puede explicar con la razón. La propia teoría del Big Bang, del comienzo de la vida, aceptada por la mayoría de los científicos, tendrá que sufrir algunos retoques para mantenerse vigente", opina el veterano astrónomo Manuel López Arroyo, actual director del Observatorio Astronómico de Madrid. "Pero lo que es evidentemente un fraude es dar por ciencia lo que no lo es y los astrólogos pueden hacer toda clase de investigaciones, pero cuando pretenden racionalizar su saber es cuando lo estropean todo". Esa vocación de ciencia no se la ven los astrónomos, pese a que ambos saberes tienen un origen común.

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