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Warren Beatty quiere que la película 'Dick Tracy' sea un éxito comparable al de 'Batman'

El actor norteamericano produce, dirige y protagoniza una historieta de buenos y malos

Andrés Fernández Rubio

El amarillo define a Dick Tracy, detective creado en 1931 por el dibujante Chester Gould, sobre el que se basa la película producida, dirigida y protagonizada por Warren Beatty, que aspira a recuperar el estilo y la moda de los años treinta y a convertirse en el éxito cinematográfico de la temporada -en España se estrenará en septiembre-. Para lograrlo, el equipo de rodaje suma 68 candidaturas a los oscar, Madonna aporta su irresistible magnetismo y canta, y Vittorio Storaro ilumina en siete colores. Dick Tracy se lanzó el pasado jueves, con su estreno en Orlando (Florida, Estados Unidos), tras los pasos de Batman, dispuesto a transmutar en oro su elegante abrigo amarillo.

El estreno consistió en una fiesta que siguió a la proyección, organizada por la compañía Walt Disney (a quien pertenece el filme), en los estudios MGM, en el gigantesco complejo que la empresa posee en Florida. La Disney aprovechó también para presentar las tiendas Dick Tracy. Han expedido más de 100 licencias por los derechos de la imagen del detective, sus amigos y sus enemigos, sobre pegatinas, toallas, lapiceros, ropa de vestir y cualquier otro soporte que ayude a crear un fenómeno, similar a la batmanía, pero con más colores.Asistieron al estreno Warren Beatty y su amigo Dustin Hoffman, que interpreta un papel secundario. Faltó Madonna. Un virus, que está entorpeciendo su gira, impidió que la rubia platino acompañase a Beatty, acentuado su perpetuo aspecto de bachiller, a los 52 anos, por la inquietud que expone presentar una película de 3.000 millones de pesetas cuando la anterior que produjo e interpretó, Ishtar (1987), fue un completo fracaso. Los fans se quedaron sin poder contemplar en vivo el noviazgo entre el actor y la reina del pop del que hablan los periódicos.

Madonna interpreta a Breathless (Sin Aliento) Mahoney, una cantante vampiresa que trata de conseguir con sus curvas que el héroe abandone el camino recto, personificado en Tess Trueheart (Corazón Verdadero), prometida del detective.

Este triángulo es una de las tres historias que vive Dick Tracy. Las otras son su relación paternofilial con un hospiciano de nueve años, The Kid (El Chico), que le admira y trata de seguirle, y la lucha que Tracy mantiene contra el crimen organizado y, en especial, contra el gánster Big Boy (Gran Muchacho) y sus mafiosos colaboradores, entre ellos Prune Face (Cara de Ciruela Pasa) o Rodent (Roedor). Como fondo, una ciudad parecida al Chicago que siguió a la gran depresión.

Lo que le resultó atractivo a Warren Beatty del detective y de su mundo fue la posibilidad de establecer una dimensión nueva "a las líneas divisorias entre el bien y el mal; el amor y la tentación; el amor y el deber; el amor y el honor, y las obligaciones personales y sociales. Todo esto se encontraba allí".

Los primeros comentarios críticos a la película coinciden en valorar los sorprendentes aspectos sonoros y visuales.

Esos atractivos aspectos sonoros y de imagen han sido desarrollados por profesionales de prestigio. Una escena: Madonna interpretando canciones compuestas por Stephen Soudhelm (Follies, Into the woods), en decorados del diseñador de producción Richard Sylbert (Cotton Club), fotografiada por Vittorio Storaro (Apocalypse Now, El último tango en París) y vestida por Milena Canonero (Barry Lyndon, Carros de fuego).

Para que se convierta en la película del verano en Estados Unidos, y del otoño en Europa, no sólo participa el departamento publicitario de la Disney, sino también un Beatty ansioso por conectar con un sector del público joven y reconciliarse con el maduro. Desde El cielo puede esperar, hace 12 años, el actor no ha obtenido éxito entre un público heterogéneo.

Con Dick Tracy, los ejecutivos de la Disney temían que el presupuesto se disparase, como en Rojos. No fue así, pese a que, por ejemplo, un plano de Madona quitándose la chaqueta se rodó 25 veces.

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