Un médico, inventa un aparato para suicidarse y ayuda a una enferma de Alhzeimer a utilizarlo
Janet Adkins, de 54 años, que padecía la enfermedad de Alzheimer, se quitó la vida el pasado lunes en Detroit (Michigan) mediante un sencillo aparato de suicidio inventado por un doctor que permitió a la enferma, con sólo apretar un botón, inyectarse una solución de drogas letales. Fue el propio doctor, Jack Kevorkian, que estuvo presente durante el suicidio de Adkins, quien avisó de éste a la policía. Kevorkian ha explicado que su invento "simula exactamente las ejecuciones que se practican legalmente" en EE UU. La policía espera los resultados de la autopsia antes de decidir si procesa al doctor.
Jack Kevorkian, de 62 años y un veterano defensor de la eutanasia, ha declarado que Janet Adkins, de Portland (Oregón), había llegado a Michigan el fin de semana tras haber oído hablar de la existencia de su invento y que él mismo la condujo a un parque de las afueras de Detroit, donde le conectó el sistema de gota a gota que contenía la dosis mortal y la asistió mientras ella apretaba el botón. La operación, ha asegurado Kevorkian, duró menos de seis minutos.La enfermedad de Alzheimer, para la que actualmente no existe curación y muy conocida a raíz de que la actriz Rita Hayworth falleciera por su causa, consiste en una degeneración de las células cerebrales, que se manifiesta en la progresiva pérdida de facultades mentales, sobre todo de la memoria que acaba por desintegrar la personalidad de quien la padece.
El doctor afirmó que ésta ha sido la primera vez que ha usado su invento, que fue dado a conocer por varios periódicos de difusión nacional el pasado otoño. Kevorkian contó que se citó con la paciente en un restaurante cerca de su casa en Holly (Michigan), a unos 65 kilómetros de Detroit, y durante la cena le explicó el procedimiento.
Kevorkian manifestó que llevó a cabo esta acción para obligar a médicos y juristas a tener en cuenta sus ideas y que sabía que podía ser arrestado por ello. "Mi último objetivo es hacer de la eutanasia una experiencia positiva. Estoy intentando llamar la atención de la profesión medica para que acepte sus responsabilidades, y esas responsabilidades incluyen ayudar a sus pacientes a morir", declaró.
Prohibir el invento
Richard Thompson, fiscal encargado del caso, dijo que aún no se habían realizado acusaciones criminales contra nadie ya que la investigación se encuentra en sus primeras etapas. "No tomaremos una decisión hasta que la policía del Estado de Michigan y el forense hayan completado sus investigaciones. Tardaremos dos meses en poder decidir si procesamos a alguien por la muerte de esta mujer", afirmó. Thompson añadió que pedirá una orden judicial para prohibir el uso del invento de Kevorkian.El doctor declaró que no había cometido un asesinato porque fue la paciente y no él quien se administró la dosis fatal. Kervokian señaló que sólo puso una inyección intravenosa conteniendo una inofensiva solución salina en el brazo de Janet Adkins y que fue ésta la que más tarde apretó el botón que sustituyó dicha solución por thiopental, que la dejó inconsciente. Un minuto después, la máquina inventada por Kevorkian volvió a cambiar la solución, inoculando esta vez cloruro potásico, que causó la muerte de Adkins a los pocos minutos.
Kevorkian afirmó que su invento "simula exactamente las ejecuciones legales" llevadas a cabo en algunos estados de EE UU, "excepto en que, con él, es la propia persona la que aprieta el botón". Agregó que Janet Adkins "tenía una vida maravillosa pero que no quería sufrir por padecer una enfermedad incurable" y sus últimas palabras dirigidas a él fueron: "Gracias, gracias, gracias".
La muerte de Janet Adkins ha desatado una fuerte polémica legal y ética en el Estados Unidos sobre la eutanasia. La acción de Kevorkian ha sido calificada por varios médicos como inmoral e irresponsable y ha causado la confusión de numerosos juristas.
Polémica ética y legal
Según la ley del Estado de Michigan el invento en sí mismo no es ilegal. Al contrario que otros estados, Michigan no tiene una ley que prohiba específicamente el suicidio con asistencia médica. Sin embargo, cuando Kevorkian hizo público su invento en otoño pasado, la oficina del fiscal del condado de Oakland advirtió que en determinadas circunstancias intentaría perseguir a quien proporcionase el invento para propósitos de suicidio.Por su parte, expertos médicos señalaron que la acción de Kevorkian viola claramente el código de ética de la Asociación Medica Americana, que permite a los doctores renunciar o retirar el tratamiento a los enfermos terminales pero que no les autoriza a ayudar activamente a morir a los pacientes.
Arthur Caplan, director del Centro de Ética Biomédica de la Universidad de Minnesota, calificó la acción de Kevorkian como "un atropello moral y una imprudencia" y se preguntó cómo éste sabía que la mujer había sido diagnosticada que padecía la enfermedad de Alzheimer o cómo puede ser justificada la eutanasia en un paciente que no es un enfermo terminal.
Apoyo de su marido
Ron Adkins, marido de Janet Adkins, defendió la decisión de su mujer en unas declaraciones realizadas a una emisora de televisión de Portland. "No es cuestión de cuanto tiempo vives, sino de la calidad de la vida que vives. Era su vida y su decisión, y ella eligió. Tomó su decisión sobre la base de que las cosas que más la gustaban, la lectura, la literatura y la música, no podría hacerlas ya más", afirmó. Según Kevorkian, Janet Adkins era profesora de inglés y piano a tiempo parcial y ya no podía vocalizar correctamente ni tocar música.Jack Kevorkian, que según las descripciones de la prensa de Detroit vive en un apartamento de una sóla habitación, conduce un viejo Volkswagen y se alimenta principalmente de emparedados de queso, aseguró que su invento no fomentará el suicidio de la gente y lo consideró "una alternativa digna y no dolorosa" en comparación con los medios que utiliza la gente habitualmente para quitarse la vida.
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