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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ganar el futuro

"CON GAVIRIA habrá futuro". Este lema electoral del candidato que ha ganado las elecciones a la presidencia de Colombia, celebradas el pasado domingo, podría parafrasearse asegurando que "con elecciones habrá futuro". Hace un mes, cuando fue asesinado el ex guerrillero Carlos Pizarro, tercer aspirante a la primera magistratura M país que en menos de un año caía víctima del terrorismo paramilitar de extrema derecha, por un momento dio la sensación de que las fuerzas políticas colombianas cederían al. pánico y aplazarían los comicios. Ésa habría sido la mejor victoria de los asesinos, porque habrían conseguido amedrentar a toda la ciudadanía, que, sin embargo, dio un ejemplo de respeto democrático y voluntad de futuro.César Gaviria, que asumirá el poder el 7 de agosto, hereda la presidencia de su líder político, el liberal Virgilio Barco. Gaviria es, desde muchos puntos de vista, fiel sucesor del presidente saliente, de quien fue ministro de Hacienda y de Gobierno. El presidente Barco se había enfrentado a los más duros retos de los carteles del narcotráfico y dé la barbarie de la extrema derecha, dos fuerzas que habían puesto en peligro la continuidad misma del Estado colombiano. Por un lado, los narcotraficantes lanzaron una campaña de atentados públicos indiscriminados en cuanto el Gobierno se decidió a jugar la baza más sólida de que disponía, y la única que realmente temen los barones de la droga: su extradición sistemática a EEUU. Por otro, las organizaciones de la derecha, apoyadas en el Ejército y en bandas paramilitares protectoras y protegidas de los oligarcas, se dedicaron a la eliminación sistemática de cuanto candidato democrático aparecía en la escena política. Así acabaron con las vidas de Luis Carlos Galán, candidato liberal, y de Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, líderes guerrilleros que habían tomado la vía de la inserción pacífica para crear una opción electoral socialdemócrata. Ello explica, también, la sorprendente decisión del candidato electo de ausentarse del país hasta la toma de posesión presidencial. En este inusual gesto se une la prudencia personal con la funcionalidad política. Su asesinato provocaría una situación límite para el frágil sistema colombiano.

Es prometedor que Gaviria haya ganado las elecciones, y no tanto por representar una opción liberal como porque se trata del triunfo de la sensatez democrática y de la vía civil pacífica hacia la reafirmación de la autoridad de las instituciones. Anuncia reformas del sistema judicial para que la extradición no sea el único modo de combatir a los narcotraficantes, pero es consciente de que la consolidación del poder del Estado hasta límites nunca conocidos en Colombia es una condición previa insoslayable.

De todo el proceso electoral, sin embargo, lo más destacable ha sido la participación de Antonio Navarro, representante del ex movimiento guerrillero, que ha acudido a los comicios con el cadáver aún caliente de su jefe de filas, Carlos Pizarro, y que lo ha hecho con una meritoria plataforma de renovación y reconciliación nacionales.

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