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"Siempre hay tiempo para la belleza"

, "Siempre hay tiempo para la belleza", dice Carlos Bousoño, poeta y teórico de la poesía, dualidad poco común en el ámbito de la cultura española que resume, sin embargo, la personalidad del poeta, nacido en Asturias en 1923, autor de Oda a la ceniza. En Metáfora del desafuero, su última entrega poética, por la que ahora recibe el Premio Nacional de Poesía, ahonda el sentir existencial, y en alguna medida metafísico, de la experiencia humana.

"La vieja polémica de poesía comunicación o poesía conocimiento", dice, "que entablé con la Escuela de Barcelona, espero zanjarla a favor de la comunicación de esta manera: 'En la poesía no hay error'. El asentimiento que nos vemos obligados a otorgar a sus proposiciones demuestra que es comunicacíón".

"La poesía es un deber que tenemos que cumplir", afirma. "La mayor parte no nos lo explicamos, creemos que se nos comunica. Pero el que comunica siempre es el poema, nunca el poeta".

Enmarcado por enciclopedias y antologías en la denominada Generación del 50, Bousoño se rebela no contra esta atribución, sino contra el juicio de valor que la cronología supone cada vez más sobre el arte. "Lo joven y lo viejo es una antítesis fálsa", dice. "Cernuda adelantó a la generación del 50 y Dámaso adelantó la narratividad en poesía. Los que pertenecemos al último año de la generación del cincuenta somos un poco disidentes: Panero, Miguel Hernández, Rosales, Hidalgo, Hierro, Carlos Edmundo de Ory y Blas de Otero. Un poco díscolos y diferenciados de los más jovenes".

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