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El escándalo llega a la Bienal de Venecia

La exposición de una foto del Papa junto a un pene gigante enfrenta al director de la feria con el fiscal de la ciudad italiana

Juan Arias

La polémica llega de nuevo a la Bienal de Venecia. Once artistas de Nueva York, encuadrados en el grupo Gran Fury, han expuesto un pene gigante junto a una fotografía del papa Juan Pablo II con mitra y vestidos litúrgicos. Giovanni Carandente, director de la Bienal, ha denunciado el hecho a la Magistratura por considerarlo "una ofensa a la persona del Sumo Pontífice". Por su parte, el fiscal de la República de Venecia, Antonio Fojadelli, no lo ha estimado constitutivo de delito, por no tratarse de una ofensa a un jefe de Estado extranjero.

Un grupo de 11 artistas de Nueva York, que se definen a sí misrnos como Gran Fury, son los llaniados este año a crear escándalo en la Bienal de Venecia, al haber expuesto, una al lado de la otra, la gigantografia del papa Woityla y de un pene.El director de la exposición, Giovanni Carandente, no sólo se ha disociado de la idea de introcucir dicha obra en la exposición, Aperto 90 al considerarla "una ofensa a la persona del Sumo Pontífice", sino que ha denunciado el hecho a la Magistratura. Pero el fiscal de la República de Venecia, Antonio Fojadelli, tras haber examinado el jueves en persona las fotografias del Papa Juan Pablo II, con mitra y vestidos litúrgicos, y la del falo gigante, no ha considerado el hecho ofensivo. Dicho delito de ofensa se hubiese dado, según el magistrado, sólo en el caso en que se hubiese tratado de una ofensa a un jefe de Estado extranjero, en cuyo caso la bienal hubiera estado obligada a retirar la obra.

Carandente ha comentado: "El magistrado no ha considerado la obra ofensiva al Pontífice, pero ahora tendrá que hacer las cuentas con su conciencia". Se presume, sin embargo, que maflana, en la apertura al público de la Bienal, volverán a llover sobre la mesa de los jueces nuevas denuncias, sea de parte de ciudadanos o de nolíticos democristianos.

La obra en cuestión forma parte de las expuestas en la Corderle del Arsenal, donde han recibido hospitalidad los artistas que no han cumplido aún 35 años. Al entrar en la caseta del grupo Gran Fury, lo primero que se encuentra el visitante es una foto gigante del papa Wojtyla vestido con casulla y mitra, bajo una frase que había pronunciado el arzobispo de Nueva York, el cardenal John O'Connor, durante el último congreso vaticano sobre el sida, y que decía: "La verdad no está en los preservativos o en las jeringas limpias. Esto son mentiras. Buena moralidad es buena medicina". Se refería el purpurado norteamericano a que el modo mejor y más eficaz para evitar la "enfermedad del siglo" es abstenerse por completo de las relaciones sexuales.

Segundo panel

En la pared de la derecha, al lado de la fotograrla de Juan Pablo II, figura un segundo panel en el medio del cual aparece un falo gigante. A su alrededor se puede leer bajo un fondo amarillo (el color vaticano). "El sexismo levanta su cabeza no protegida. Hombres, usad el preservativo o meneadlo. El sida mata a las mujeres".Por si acaso alguno de los visitantes no entendiese el significado, los artistas neoyorquinos del grupo Gran Fury han añadido: "La Iglesia Católica quiere castigar a cuantos no aceptan su visión de la vida... la medicina es prisionera de la moral católica... El sida está causado por un virus que no tiene moral". Ayer el director de la exposición insistió en que eso no es arte sino "pura, y simple vulgaridad", y continúa en sus trece hasta conseguir que se retire de la exposición dicha "provocación".

En Venecia se recuerda, sin embargo, que la Bienal está ya acostumbrada a que cada año se levante el polvorín de la polémica. Esta vez la actriz y cantante porno Cicciolina pensaba que iba a ser ella la que protagonizase el escándalo del año con sus fotografías hard, pero esta vez el Papa Juan Pablo II le ha comido el terreno.

En realidad, ya en 1895, durante la primera edición de la Bienal. veneciana, explotó también el escándalo cuando Giacomo Grosso presentó un cuadro de desnudos femeninos que levantó todas las furias de Pio X, mientras que en los años setenta escandalizaron aquel toro vivo que cubría una vaca mecánica y el mongoloide expuesto en una silla de ruedas, una obra de carácter provocador del artista italiano Gino de Dominicis.

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