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El Parlamento Europeo apoya la unión monetaria de los Doce a cambio de controlar el banco central

ENVIADO ESPECIALEl Pleno del Parlamento Europeo debatió ayer en Estrasburgo el proyecto de unión económica y monetaria de los Doce. El respaldo mayoritario a la realización urgente de este objetivo se conjuga con la petición de limitar la independencia del futuro sistema federal de bancos europeos (Eurofed), a quien corresponderá fijar los tipos de cambio y los objetivos monetarios. La Eurocámara propone que el Eurofed, como se empieza a conocer al banco central europeo y cuyas autoridades deberían rendirle cuentas cada año, sea "básicamente un coordinador" de los bancos centrales nacionales.

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, se opuso a las pretensiones de los eurodiputados y calificó de imprescindible la independencia del Eurofed a la hora de fijar la política monetaria europea. "Política monetaria única existe en todos los países", dijo, "y la experiencia histórica demuestra que si se quiere ir hacia la estabilidad de precios, al control de la inflación, se necesita una institución independiente".Los países de la Comunidad que ya cuentan con una institución de este tipo, advirtió Delors en clara referencia a la RFA, "no aceptarían volverse atrás", lo cual daría al traste con la unión monetaria. Desde el punto de vista de muchos gobiernos, la pretensión del Parlamento Europeo es, hoy por hoy, un imposible político.

Delors reclamó un mayor protagonismo del ECU, que actualmente sólo representa el 2,5% de las transacciones financieras europeas, e hizo un llamamiento para que los Estados miembros levanten las restricciones legales que coartan la expansión de esta divisa. Propuso también aumentar el presupuesto de la Comunidad del 3% al 5% del PIB de los doce, porque "con el presupuesto actual, la CE no puede influir para un desarrollo correcto económico y social". En la idea del presidente de la Comisión está incrementar sustancialmente los fondos destinados a las regiones más desfavorecidas.

Unión política

El informe elaborado por el eurodiputado democristiano Fernand Herman vincula el objetivo de la Unión Monetaria a "la aceleración de la unión política de la Comunidad y a una revisión de los tratados que impliquen un incremento del papel del Parlamento Europeo". Aunque la propuesta será votada mañana y respalda en líneas generales el proyecto de la Comisión Europea, los límites del consenso entre los grupos políticos impondrán la inclusión de numerosas enmiendas.

El grupo socialista y las otras fuerzas de izquierda denunciaron la incongruencia de construir una unión monetaria que abocará en la creación de una moneda común, pero no en una unión económica. Aparte de la gravedad que supone la ausencia de la dimensión social, el portavoz socialista Alman Metten afirmó que este triunfo de Ias tesis liberales al estilo Milton Friedman permitirá tener instrumentos para frenar el desarrollo, pero no para impulsarlo".

Delors admitió que el desequilibrio existe, pero recordó a la Cámara que se prohibirá la monetarización de los déficit públicos y no se respaldarán necesariamente con garantías comunitarias los desequilibrios excesivos en que incurran los Estados. Sin embargo, descartó la propuesta de poner límites a los déficit presupuestarios. "Un país que necesita desarrollo precisa también déficit para financiarlo", dijo.

El proyecto de resolución parlamentaria admite que, si bien la política monetaria debe ser única, la diversidad de las economías nacionales es aún tal que sigue siendo inevitable una aplicación diferenciada de las medidas de política económica". Esas diferencias pueden dar por resultado una Europa económica a dos velocidades, al prever "una integración monetaria diferenciada por países y escalonada en el tiempo en función de su convergencia económica".

A pesar de que el Parlamento difiere en el alcance de la reforma institucional que están dispuestos a aceptar los Gobiernos, las ventajas de la Unión Monetaria son suficientes para apoyar la realización de este objetivo cuanto antes. Según el ponente Herman, no sólo esta reforma es imprescindible para reforzar la eficacia del mercado único de 1993, sino que la creación de una moneda única eliminará los costes de cambio entre monedas, pondrá fin a las operaciones especulativas, generará transparencia de precios y simplificará las operaciones contables. Un cálculo prudente sitúa esta ganancia en 6,5 billones de pesetas.

Para no irritar la susceptibilidad nacional, el Parlamento coincide con la propuesta de la Comisión para permitir que el futuro billete del ECU en su papel de moneda única pueda llevar una cara en la que figura el valor simbólico de la divisa de cada país.

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