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Los comunistas franceses impiden la caída del Gobierno de Rocard

El Partido Comunista Francés (PCF) impidió anoche la caída del Gobierno socialista de Michel Rocard al negarse a votar a favor de la moción de censura presentada en la Asamblea Nacional por la oposición de derechas. Esa moción expresaba la protesta por la amnistía otorgada a los políticos implicados en casos de financiación ilegal de sus partidos y sus campañas electorales. La supervivencia del Gobierno de Michel Rocard dependía del voto comunista.

Los comunistas sólo hicieron conocer su decisión de no aliarse con la derecha y salvar así el Gobierno de Rocard a las diez de la noche, cinco horas después del comienzo del debate parlamentario sobre la moción de censura y 30 minutos antes del inicio de la votación. A lo largo de toda la jornada de ayer, el PCF mantuvo en secreto su decisión.El pasado diciembre, la amnistía a los políticos fue aprobada por la Asamblea Nacional a propuesta del Gobierno socialista y gracias al voto favorable o la abstención de 88 diputados de la derecha. Sus primeras aplicaciones han supuesto la puesta en libertad automática de concejales, alcaldes, diputados y hasta de un ex ministro implicados en casos de falsas facturas, tráfico de influencias y desvío de fondos públicos. Aunque todos los partidos se benefician por igual de esta situación, la indignación popular y la protesta de los jueces desencadenadas por la amnistía llevó hace unos días a Jacques Chirae y a Valéry Giscard d'Estaing a patrocinar la moción de censura. La derecha pretendía así lavarse las manos en un escándalo nacional que ensucia a la totalidad de la clase política.

Para prosperar la condena parlamentaria del Gobierno necesitaba ser votada por 289 diputados de los 577 que integran la Asamblea Nacional. Ello sólo era posible si los comunistas incorporaban sus 26 diputados a los 268 de la derecha.

El PCF se hizo de rogar. En buena lógica, los comunistas debían votar favorablemente la moción de censura, puesto que ellos fueron los únicos que se opusieron en serio, el pasado diciembre, a la operación de autoblanqueo de la clase política.

La incertidumbre sobre la decisión final de los comunistas fue despejada tras una reunión extraordinaria del comité central, celebrada a primeras horas de la noche. Para entonces, Rocard ya había entonado un mea culpa en la Asamblea Nacional. El primer ministro reconoció que la amnistía había provocado una "situación malsana", prometió un esfuerzo para "salir de la hipocresía y recuperar la moral" y anunció que en adelante no podría amnistiarse "tan fácilmente" a los políticos corruptos.

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