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El plan de paz

"Yo agradezco el apoyo de España a mi plan de paz", asegura Óscar Arias espontáneamente, sin que lo suscite ninguna pregunta, antes de explicar su desencanto ante las primeras reacciones a su proyecto en el Viejo Continente."Cuando fui a Europa por primera vez como presidente, me recibieron con un horrible escepticismo", afirma, "como si sospecharan que mi plan fuese obra del Departamento de Estado norteamericano. Fueron muy prudentes, muy cuidadosos en no ofrecer ningún apoyo hasta que no transcurriese cierto tiempo. Cuando la prensa costarricense pidió opinión a Felipe González, él se limitó a decir que tenía que estudiarlo. En aquel momento estaba de moda el apoyo al Grupo de Contadora".

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Contadora se enredó

"La sospecha de muchos de que el mío era un plan contra Nicaragua estaba infundada", agrega el premio Nobel. "Eso era lo que pretendía Ronald Reagan, pero sin aplicar la misma receta a Honduras, El Salvador y Guatemala. Nosotros poníamos el énfasis en la democracia como condición para la paz, y Contadora se enredó, ésa es la palabra, en exigir la seguridad como condición. Hablar de seguridad y lidiar con militares es mucho más complicado que lidiar con civiles".La fórmula se coció en la capital venezolana. "Fue en Caracas" , asegura Arias, "con Fidel Castro y con Felipe, donde convencimos a Daniel Ortega de que adelantase las elecciones. Y Felipe, con sus buenos conocimientos de América Latina, ayudó muchísimo, y yo se lo quiero manifestar aquí públicamente".

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