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Manuel Puig, el 'bolero literario'

Prepara un guión cinematográfico sobre la guerra civil española

De niño se refugiaba en el cine. De joven quería ser Rebeca, la película, pero descubrió que hacer cine era un trabajo en equipo y él era un solitario. Por eso, de adulto, se hizo escritor y, tras 22 años de oficio, Manuel Puig puede ser considerado como el creador del bolero literario. Llegó a Madrid el martes, invitado por el Instituto de Cooperación Iberoamericana, que le rinde homenaje toda esta semana, y, juvenil a sus 58 años, a la par que comedidamente satisfecho, afirma: "En mi vida he tenido muchos problemas, pero he podido expresarme y, en ese sentido, me siento muy bien".

La traición de Rita Hayworth, escrita en 1968, fue su primera novela y con ella, este nieto de abuelo emigrante, catalán y anarquista, revolucionó el mundo de las letras, incorporando el lenguaje popular, los boleros y hasta los folletines a la literatura con mayúsculas."No me ofende que se me llame el autor del bolero literario, porque si por boleros se entiende emoción y poesía, me encanta. Pero si se entiende algo sentimentaloide y meloso, pues me pongo nervioso", dice.

"Hubo un momento en la literatura en que consideró barato incluir elementos emotivos en la literatura. Pero, ¿por qué? ¿No es el sentimiento parte de nuestra experiencia?".

Manuel Puig es un caso especial en eso de la vocación: comenzó a escribir su primera novela a los 29 años. "De niño solamente me sentía fuera de peligro en las salas de cine, ¡pero en el cine solamente podía estar hora y media!", añade el escritor. "Yo quería ser todo el día la película Rebeca, y me dije: voy a hacer cine, pero descubrí que había que formar parte de un equipo, saber dar órdenes y para ello estar seguro de las cosas, ¡y yo siempre he sido muy individualista y nunca he estado seguro de nada!".

Así, aunque ha desarrollado una amplia trayectoria como guionista cinematográfico, en lo que se convirtió Manuel Puig fue en novelista. Luego, como un protagonista de los boleros que tanto le gustan, abandonó Buenos Aires en 1973 "para unos días y, desde entonces, no he vuelto", dice. "Primero fue por Perón y luego por los militares que prohibieron mis libros. Yo he querido que mi vida fuera como un bolero pero, faltamente, muchas veces ha sido un tango". Todavía no sabe cómo será su siguiente novela. Ya no le gusta leer libros de ficción, tampoco ve películas modernas, pero sigue adorando el cine de los años cuarenta. "Y sigo trabajando, de alguna manera, para el cine. Lo último que estoy escribiendo es un guión sobre un brigadista en la Guerra Civil española. Lo dirigirá una directora italiana debutante".

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