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Los hombres de Lacayo acaparan los ministerios del Gobierno de Chamorro

Antonio Caño

Un grupo de tecnócratas vinculados a la empresa privada, dirigidos por el ingeniero Antonio Lacayo, acapara los cargos principales del Gobierno de Violeta Chamorro, que hoy toma posesión de la presidencia de Nicaragua. La nueva jefa de Estado asumirá también el Ministerio de Defensa con el fin de intervenir directamente en la crisis militar que se cierne sobre este país si no se desarma la Contra.

Antonio Lacayo, yerno de Violeta Chamorro y conductor del proceso de transición, se ha impuesto, según los nombres revelados por el diario La Prensa, sobre el consejo político de la Unión Nacional Opositora para colocar en el Gobierno a sus hombres de máxima confianza, la mayoría de ellos ajenos a los 14 partidos políticos que integran la coalición que respaldó a Chamorro.Sólo queda por saber si Lacayo impondrá también su criterio en lo que se refiere el aspecto más controvertido de las negociaciones de los últimos días: la continuidad de Humberto Ortega como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

Lacayo respalda la confirmación de Ortega en su cargo como medida tendente a garantizar la estabilidad del país y la lealtad del Ejército a las nuevas autoridades, pero se opone a ese criterio la mayoría de los dirigentes políticos de la Unión Nacional Opositora, especialmente el vicepresidente, Virgilio Godoy, quien cree que "dejar a Humberto Ortega es dejar viva la confusión entre el Estado, el Ejército y el partido, y es dejar vivo un símbolo relacionado con la guerra y con la represión".

Godoy declaró a EL PAÍS que la confirmación de Ortega como jefe del Ejército "no goza de la simpatía de nadie, ni de la simpatía popular, ni del consejo político, ni de otros miembros del equipo de asesores de doña Violeta".

El respeto de los actuales rangos y puestos en el Ejército Popular Sandinista fue pactado por Lacayo y Ortega el mes pasado dentro de los protocolos de transición, en cumplimiento de los cuales los sandinistas separaron el lunes de sus cargos en el Frente Sandinista de Liberación Nacional a todos los militantes que sean miembros del Ejército.

De esta manera, Humberto Ortega ha dejado de ser uno de los nueve miembros de la dirección nacional del partido, aunque puede volver a ocupar ese cargo si abandona su misión militar.

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Momia egipcia

El anuncio del nuevo Gobierno deja en abierta minoría dentro del Gabinete a Virgilio Godoy, quien, discrepando desde un principio con la nueva presidenta, considera que ésta llega a la primera magistratura del país "con demasiadas vendas; tantas que parece una momia egipcia, atada de pies y manos".

Godoy admite que "hay discrepancias sobre la manera de dirigir el país" entre él y Lacayo, y considera que lo que Nicaragua necesita en estos momentos "no son hombres que ven las cosas desde un punto de vista puramente tecnocrático, sino políticos generalistas".

El Gabinete está, sin embargo, dominado por hombres de la Comisión para la Reconstrucción y el Desarrollo de Nicaragua (Cordenic), una fundación -creada en 1988 como alternativa a la principal organización de la empresa privada, a la que se considera vinculada a grupos económicos y políticos del Partido Demócrata de Estados Unidos.

Además de Antonio Lacayo, que, como estaba previsto, se convierte en un virtual primer ministro desde su Ministerio de la Presidencia, pertenecen a la Cordenic el ministro de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior, Enrique Dreyfus; el presidente: del banco central, Francisco Mayorga (la principal autoridad del país en materia económica), y el ministro de Trabajo, Francisco Rosales.Promesa

El Ministerio del Interior pasa a llamarse de Gobernación, y su titular será Carlos Hurtado, un hombre de la máxima confianza de Alfredo César. Después de la derrota de su candidatura a la presidencia de la Asamblea, César queda desplazado de los cargos de poder, pero seguirá ejerciendo influencia gracias a su proximidad familiar y política con Lacayo.

Cuando Chamorro reciba hoy la banda presidencial de manos de Daniel Ortega -en un acto al que asistirán 11 jefes de Estado y de Gobierno- se habrá cerrado el ciclo que trae la democracia a Nicaragua por primera vez en su historia, pero no se habrá despejado el peligro de que la guerra continúe.

Violeta Chamorro prometió el lunes, al recibir la credencial electoral que la ratifica como presidenta, que quiere la paz y que nunca recurrirá a la guerra. Pero las circunstancias pueden empujarla en una dirección distinta. El jefe del Estado Mayor de la Resistencia Nicaragüense (RN), Israel Galeano, Comandante Franklin, reapareció el lunes en un campamento de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas para insistir en que la Contra no entregará las armas hasta que cuente con garantías plenas para hacerlo.

El Comandante Franklin no preciso cuáles eran esas garantías, pero anunció que, pese a que la semana pasada la RN firmó un acuerdo con el Gobierno para desmovilizarse antes del 10 de junio, "serán necesarias nuevas conversaciones". Galeano sugirió que la fecha marcada no podrá respetarse y advirtió que el hecho de que los contras entren en las zonas de seguridad establecidas por las fuerzas de seguridad de las Naciones Unidas para Centroamérica no quiere decir que lo hagan para siempre.

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