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Tribuna:HOMILÍA CONTRA LA L. O. G. S. E.
Tribuna
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Carta abierta a monseñor Martínez, obispo auxiliar de Madrid-Alcalá

El autor discrepa con tristeza y asombro de la homilía que el obispo auxiliar de Madrid-Alcalá pronunció el 25 del pasado marzo sobre la LOGSE. Considera que achaca a la LOGSE cosas que la ley no dice; afirma que el marco de la celebración eucarística no es el más adecuado para la lectura de un documento injusto, conflictivo y polémico, y está seguro que este proyecto de ley de reforma educativa es mejorable y será mejorado.

Monseñor: Con una mezcla de asombro y tristeza, escuché la lectura de su alegato en la misa del domingo 25 de marzo pasado sobre el proyecto de ley denominado LOGSE (ley de Ordenación General del Sistema Educativo). Y digo con asombro porque usted dice y achaca a la LOGSE cosas que la ley no dice.Y con tristeza, porque el marco de la celebración eucarística no me parece el más adecuado para la lectura de un documento injusto, conflictivo y polémico. Yo estoy seguro monseñor, que este proyecto de ley es mejorable y será mejorado. Personalmente, he discrepado con algunos aspectos del mismo.

Pero esto es una cosa, y otra es ese ataque desmedido que usted hace sin destacar ni un solo mérito del proyecto ni del avance que supone prolongar en dos años la enseñanza obligatoria y gratuita para los niños y jóvenes españoles, sin contar la reforma sustancial de la formación profesional, hasta ahora la cenicienta de la educación en España.

Evitar equívocos

¿Quién le ha dicho a usted, monseñor, que el proyecto de la LOGSE es estatalista, palabra horrenda que no recoge el diccionario de la Real Academia? ¿Cómo puede usted decir que la LOGSE "tiene graves deficiencias en puntos que afectan de forma decisiva a libertad y derechos básicos de la persona que aparecen marginados o recortados?". O usted no ha leído el proyecto con atención o le han informado mal. Si relee usted los artículos 1, 7 y 18 de la LOGSE, se convencerá.

Y conste, para evitar equívocos, que le escribo desde dentro, desde mi condición de cristiano aún practicante.

Da la impresión, aunque usted dice lo contrario, de que lo que subyace en el fondo de su escrito es la preocupación por la posible supresión de la ética como alternativa a las clases de religión.

Personalmente, soy partidario de mantener la ética, no como optativa, sino como materia común, obligatoria, importante, que contribuya a la educación moral para la libertad, la justicia y el pluralismo, para formar a nuestros jóvenes en la generosidad, en la tolerancia, en la comprensión y en el respeto al prójimo.

Así, la religión quedaría como optativa sin contrapartida, y la cursarían los jóvenes que lo desearan libremente. La fe, dice san Pablo, es un obsequio razonable, y así debe cultivarse.

Aprobados y suspensos

Da la impresión de que ustedes creen poco en la acción del espíritu y de la gracia, y por eso recurren con tanta frecuencia a la influencia, a la presión, a la descalificación. Sin embargo, hay algo que debería preocuparles mucho más que sus invectivas contra la LOGSE.

Las generaciones que actualmente dirigen la vida española -y no sólo en el aspecto político- se formaron con clases obligatorias de religión desde la enseñanza primaria hasta la universidad, y muchos en selectos colegios religiosos.

Saquen las consecuencias sobre sus creencias religiosas. La formación doctrinal y espiritual de los cristianos, especialmente de los jóvenes, no puede confiarse casi exclusivamente a unas clases de religión que conllevan, como todas las clases, el recelo de los alumnos: por su rigidez, su formalismo, sus exámenes, sus aprobados y suspensos..., y eso que los profesores de religión, comprensivos ellos, apenas suspenden a sus alumnos, que sospechan de antemano que aprobarán aunque no sepan casi nada.

La formación religiosa de los fieles en general, y de los jóvenes en particular, debe hacerse fundamentalmente dentro de la Iglesia, en la comunidad cristiana y a través de las instituciones o asociaciones apostólicas.

Pero ustedes, los obispos, liquidaron sin contemplaciones el apostolado seglar en España, en aquella famosa crisis de finales de los años sesenta, bajo la acusación de temporalismo. Ahora palpan las consecuencias.

Por si no lo sabe, le diré que entre 1982 y 1989 han pasado de 200 a 3.200 millones de pesetas los que el Estado entrega a la autoridad religiosa para pagar a los profesores de religión nombrados por los obispos en los centros de EGB, en los que los maestros no desean, por diversas razones, dar las clases de religión.

Sin contar los cientos de profesores de religión, en su mayoría sacerdotes o religiosos, que imparten sus clases en centros públicos de bachillerato y formación profesional y que también paga el Estado por un importe total de casi 4.000 millones de pesetas.

Es posible que lo que usted haya querido hacer, como experto lingüista, sea una especie de exégesis o comentario del reciente documento de la Conferencia Episcopal sobre la LOGSE. En este caso, permítame decirle, monseñor, que su comentario es muy inferior, en todos los aspectos, al documento original de la Conferencia Episcopal, y no solamente no lo aclara, sino que lo enturbia. Atentamente.

es catedrático. Fue presidente de la Juventud de Acción Católica de España.

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