España condiciona su participación en el futuro mercado único europeo de las industrias militares
España ha planteado una serie de condiciones a sus socios del Grupo Europeo Independiente de Programas (GEIP) para participar en el futuro mercado europeo de la Defensa. Estas condiciones fueron expuestas por el titular español de Defensa, Narcís Serra, durante la reunión que el pasado 21 de febrero celebraron en Gleneagles (Escocia) los ministros de los 13 miembros del GEIP, todos los países europeos de la OTAN, salvo Islandia. Español se ha comprometido a publicar antes de fin de año los contratos militares por un importe superior a los 500 millones de pesetas.
La creación del mercado europeo de la Defensa, uno de los objetivos centrales del GEIP, supondrá que las empresas de cualquiera de los trece países podrán participar, en igualdad de condiciones, en los concursos militares convocados por los Gobiernos miembros de dicho organismo. Aunque no hay un plazo prefijado para la puesta en práctica de este principio, el punto de referencia obligado es el 1 de enero de 1993, fecha de entrada en vigor del Acta única Europea.España comparte los principios inspiradores del mercado europeo, según ha declarado a EL PAÍS el director general de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, Alberto Llobet, pero considera necesarias la adopción de ciertas cautelas, para evitar que la libre competencia entre empresas acabe con su industria militar, menos desarrollada tecnológicamente que la media de los países del GEIP.
La principal de estas cautelas, explica Llobet, es la, adopción de un mecanismo que garantice el "justo retorno", de forma que el futuro mercado único sea "Igualmente beneficioso para todas las partes implicadas" y que los contratos obtenidos por empresas extranjeras reviertan, por la misma cuantía, en la industria nacional. La posición española es la de negarse a adquirir compromisos globales y reservarse el derecho a negociar, "caso por caso", la adjudicación de los contratos militares.
El único compromiso aceptado hasta ahora por el Gobierno español ha sido el de publicar, antes de fin de año, un boletín en el que se anuncien, al menos dos meses antes de su adjudicación, todos los contratos militares por un importe superior a los 500 millones de pesetas, como hacen ya la mayoría de sus socios.
De cara al futuro, España considera que el GEIP "no es el foro adecuado" para discutir la adopción de medidas vinculantes, en palabras de Alberto Llobet, y que este debate debería trasladarse al seno de la Comunidad Europea (CE), que hasta ahora no se ocupa de los problemas relacionados con la industria de Defensa.
Situación intermedia
El problema de España es que su industria de Defensa tiene un nivel tecnológico intermedio entre los miembros más desarrollados del GEIP (Francia, RFA, Reino Unido, Italia, Bélgica, Holanda, Dinamarca y Noruega) y los menos desarrollados (Portugal, Grecia y Turquía). Al contrario de lo que sucede con los tres países del furgón de cola, España no se plantea la posibilidad de recibir ,ayudas directas para el desarrollo de su propio sector de Defensa, pero tampoco considera que su industria nacional esté en condiciones de afrontar la libre competencia.Llobet afirma que "no hay duda de que se están perfilando varias velocidades" en la creación del mercado europeo de la Defensa y asegura que la actitud proteccionista de España no resulta extraña en un club en el que "ningún país renuncia a defender sus propios intereses". La diferencia radica en que los grandes grupos alemanes, británicos o franceses son lo bastante fuertes como para asegurar por sí mismos de la existencia del justo retorno.
Según el director de Armamento y Material, el Ministerio de Defensa está inmerso en un proceso de "racionalización" de su presencia en los proyectos armamentistas internacionales, que le llevará a abandonar algunos y a concentrarse en otros, para lograr "mayor eficacia en el empleo de los recursos". Tras dejar el proyecto Trigat y la fragata de la OTAN (NFR-90), España debe optar en los próximos meses entre dos programas de misiles (el NAAWS y el FAMS) y abandonar uno de ellos. Igualmente, se considera probable el abandono del proyecto MSOW, que ya han descartado cuatro de sus siete socios.
Por el contrario, Llobet se muestra optimista sobre el más importante de los programas internacionales en los que participa España, el Futuro Avión de Combate Europeo (EFA). Tras el principio de acuerdo alcanzado entre la República Federal Alemana (RFA) y el Reino Unido en torno al radar que equipará el avión, el de la firma británica Ferranti, Defensa considera garantizada la continuidad del EFA, al menos hasta que concluya la actual fase de desarrollo, "otra cosa es que se replantee el tema al negociar la fase de producción".
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