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Chamorro busca la pronta integración civil de la 'contra'

Antonio Caño

La Unión Nacional Opositora (UNO) pretende conseguir la rápida desmovilización e integración civil de la contra antes de la toma de posesión, el próximo 25 de abril, de la presidenta electa, Violeta Chamorro, pero el Gobierno de Estados Unidos ha pedido a cambio garantías de que el actual Ejército nicaragüense será reducido drásticamente y que serán sustituidos los dirigentes militares sandinistas. Así lo manifestaron portavoces de la coalición conservadora, que expresaron su preocupación por el peligro de que las negociaciones por una transición pacífica se estanquen en ese aspecto.

"El tema militar se ha convertido en el más dificil de la negociación", declaró ayer Alfredo César, uno de los asesores de Violeta Chamorro, en el momento que se informaba que la UNO iniciará la próxima semana conversaciones directas con los dirigentes de la Resistencia Nicaragüense (RN) para estudiar la forma en que debe producirse su desmovilización y reincorporación a la vida nacional.Algún sector de la UNO es partidario de que Pedro Joaquín Chamorro, uno de los hijos de la presidenta electa, se encargue de negociar con la contra, ya que fue hasta hace poco más de un año miembro del directorio de RN. El propio Chamorro manifestó que a él le hubiera gustado esa misión, porque cree tener "ascendencia entre la tropa" rebelde, pero añadió que Antonio Lacayo, el hombre fuerte de la coalición, "piensa en otras personas".

La UNO quiere que la desmovilización de la contra se produzca de forma ordenada pero rápida, con el fin, entre otros objetivos, de evitar la abundante presencia militar en las regiones del norte del país, aunque, según fuentes de la coalición, la alianza ganadora no acepta que los líderes de la contra se sumen al nuevo Ejército.

Los actuales gobernantes sandinistas han advertido que la entrega de mando militar a "los antiguos somocistas" puede impedir una transición pacífica e insisten en la urgencia de desmantelar a la contra. "Por la paz de Nicaragua, es necesaria una actuación conjunta del Frente Sandinista, la UNO y Estados Unidos, ya que la presencia de la contra supone el peligro de una guerra civil en Nicaragua", dijo el viernes pasado el presidente Daniel Ortega. El diario Barricada, órgano oficial del FSLN, destacó ayer en portada, con grandes titulares, 'Contras desafían orden de desarme', 'Se resisten al llamado que les hizo la presidenta electa'.

EE UU también anuncié el pasado viernes su disposición a respaldar la rápida desmovilización de la contra y nombró a Harry Shlaudeman, ex embajador especial para Centroamérica, delegado especial para ese proceso. La portavoz del Departamento de Estado, Margaret Tutwiler, manifestó que Shlaudeman se encuentra desde hace dos días en Honduras, donde tienen sus bases los cerca de 10.000 hombres de RN, para conversar con su nuevo líder, Israel Galeano, alias Franklin, sobre "muchos temas".

La portavoz añadió que Washington "está convencido de que hay que tomar medidas inmediatas para alentar a la desmovilización y repatriación de las tropas contras". En este sentido, las autoridades norteamericanas han iniciado contactos con las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, organismos en los que los cinco presidentes centroamericanos confiaron la supervisión de la desmovilización.

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[El todavía presidente de Costa Rica, Óscar Arias, presiona para se celebre urgentemente, antes del 25 de abril, una cumbre centroamericana, informa Reuter.]

Fuentes de la UNO, con las que coinciden otras sandinistas, consideran, sin embargo, que "Estados Unidos quiere establecer una cierta reciprocidad entre el desmantelamiento de la contra y la depuración del Ejército Popular Sandinista [EPS]". En este aspecto, se ha mencionado que muchos contras se sienten inseguros de su regreso a Nicaragua en tanto siga existiendo el Ejército actual.

"Estaría loco si regresara a Managua ahora mismo", declaró el viernes en Honduras el ex coronel somocista Enrique Bermúdez, quien dirigió la contra hasta hace pocos meses. Bermúdez se manifestó dispuesto a ponerse al frente del nuevo Ejército de Nicaragua si Violeta Chamorro se lo pide.

Tanto esta posibilidad como cualquier otra que incluya el acceso a altos puestos de mando de dirigentes de la contra ha sido descartada por Antonio Lacayo, que quiere una pacífica transmisión de poderes. Por ello, existe la impresión en círculos de la UNO de que Lacayo esta dispuesto a mantener en sus cargos a algunos de los integrantes de la actual comandancia del EPS.

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