La guerrilla, dispuesta a regresar a Nicaragua sin poner obstáculos a la reconciliación
"Nuestra gente está dispuesta a regresar a Nicaragua y a no ser un obstáculo en el proceso de reconciliación nacional, pero hay que entender que después de una guerra civil los temores y las desconfianzas existen por las dos partes", declaró ayer el portavoz de la contra nicaragüense en Washington, Bosco Matamoros.En unas declaraciones a EL PAÍS, Matamoros manifestó que "el problema para Nicaragua empieza ahora". "Estamos en una situación cero, parecida a la de 1979 [cuando se produjo el triunfo de la revolución sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza]", añadió.
Matamoros subrayó que la decisión del presidente Daniel Ortega de restablecer el alto el fuego con los rebeldes constituía " un paso adelante". "El principal problema es quién va a garantizar la seguridad de nuestros combatientes cuando regresen a Nicaragua". "Nuestra gente tiene la misma desconfianza que tienen los sandinistas sobre la posibilidad de represalias", dijo. "El nuevo Gobierno tiene que crear un proceso de confianza que genere seguridad entre los miembros de la resistencia y Violeta Chamorro debe anunciar un programa político coherente y no sólo responder a las recomendaciones de sus asesores", manifestó Matamoros.
Violeta Chamorro encabeza una coalición de 14 partidos diversos, desde los conservadores a los comunistas, cuyo denominador común era su oposición al sandinismo.
El portavoz del ala política de la contra reconoció que la decisión para desarmarse y regresar a Nicaragua la tiene que tomar "la gente que está en Honduras, porque la estructura de la resistencia como tal no existe como consecuencia de la política de la Administración norteamericana de desentenderse de la resistencia" en contraste con el apoyo que los rebeldes recibieron en tiempos de la presidencia de Ronald Reagan.
Desde 1981 hasta febrero de 1988, en que fue, suspendida por el Congreso, Estados Unidos ha facilitado 321 millones de dólares de ayuda a la contra, de los que 142 fueron destinados a armas y equipo militar.
Los vientos que soplan ahora en la Administración norteamericana después de la victoria de Chamorro fueron expresados claramente por el secretario de Estado, James Baker, en una declaración el miércoles ante el comité presupuestario del Senado con una frase escueta: "La guerra ha terminado en Nicaragua".
Por su parte, el presidente George Bush, que el jueves inició un viaje de cuatro días a Nueva York y California, telefoneó el miércoles al máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, para pedirle el apoyo de la UR SS a una transición de poderes ordenada en Nicaragua. Bush manifestó que la conversación con Gorbachov había sido "muy constructiva".
Matamoros manifestó que la actitud de la Unión Soviética era "crucial" para conseguir una transición pacífica en Nicaragua. La Administración norteamericana no esperaba el triunfo de Violeta Chamorro, dijo. "El pueblo nicaragüense sorprendió tanto a los sandinistas como al Gobierno de Washington, que ya se estaba preparando a aceptar una victoria de Ortega", añadió Matamoros.
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