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LA DERROTA DEL SANDINISMO

Llantos y canciones revolucionarias

Los sandinistas, incrédulos ante el resultado de las urnas, gritaban: "¡No pasarán!"

Juan Jesús Aznárez

JUAN JESÚS AZNÁREZ ENVIADO ESPECIAL El sandinismo lloró y cantó su derrota con desgarro e incrédula desesperación. "¡No pasarán! ¡No pasarán!", gritaban. La madrugada de ayer, en la sede electoral del partido, cuando el fracaso era patente, Rosario Murillo, compañera de Daniel Ortega, y un grupo de camaradas de trinchera entonaban, con lágrimas, furia y patetismo, las mismas canciones románticas y revolucionarias que acompañaron la lucha clandestina contra la dictadura de Anastasio Somoza, derrocada en 1979. "¡Viva Sandino! ¡Viva el Frente Sandinista!". Todo estaba perdido.

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En otro barrio de Managua, la oposición, ruidosa y festiva, liberaba las emociones contenidas durante años de espera y ovacionó con fuerza a Violeta Barrios de Chamorro. "Os invitamos mañana a una sopa de galllo", ofrecían a los periodista varias seguidoras de doña Violeta. Dos horas más tarde, Daniel Ortega, el gallo ennavajado, acató en un emotivo discurso la voluntad popular y anunció el nacimiento de un nuevo poder en Nicaragua.Los primeros datos sobre un posible descalabro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FMSLN) llegaron al Centro Olof Palme de la capital a primeras horas de la tarde del domingo. Consultas directas de la Prensa extranjera a la salida de los colegios e impresiones de observadores no oficiales con acceso a las mesas aportaron avances provisionales contrarios a un triunfo sandinista y a los pronósticos manejados en esa dirección durante la pasada campaña.

A partir de ese momento, las encuestas conocidas en el centro de convenciones, lugar de reunión y seguimiento electoral de los cerca de 1.500 enviados especiales a Nicaragua, situaban a la Unión Nacional Opositora (UNO) por delante del Frente Sandinista. Ninguno de los funcionarios del Gobierno que ha bló con los informadores parecía disponer de porcentajes favorables al Frente, por lo que su silencio o evasivas respuestas fortalecieronla certidumbre de que este pequeño país centroamericano vivía horas previas a un cambio histórico.

Primeros datos

La primera información del Centro Supremo Electoral (CSE) con el escrutinio de 138 votos, facilitada hacia las ocho de la tarde, colocó a los sandinistas en primer lugar con 98 sufragios y a la UNO en segundo con 40. Un locutor de La voz de Nicaragua, leal al FSLM, extrapoló este índice y repetía cada hora: "La cosa está clara. La mayoría es abrumadora". La difusión de este índice mínimo convivió con la seguridad, todavía sin base oficial, de que el Frente perdía la consulta.

Pasarían seis horas hasta que Mariano Fiallos, presidente del CSE, pablicase el escrutinio del 5% de las papeletas y confirmarse una tendencia que no varió en todo el cómputo. Vídeos musicales de Miguel Bosé y pantallas de televisión gigantes acompañaron a los reporteros, que prefirieron no moverse del centro de prensa. Una primera visita a la casa de campaña del Frente y el abatimiento de no pocos funcionarios acreditó la tesis que aventuraba, sin sombra de dudas, la salida del Frente sandinista del Gobierno. No pocos apostaron por el comienzo de una crisis de imprevisibles consecuencias. La fiesta anunciada en Plaza 19 de Julio, próxima a la sede del partido, más parecía un velatorio.

La UNO, inquieta por la ausencia de datos oficiales desde las ocho de la tarde y con optimistas proyecciones en su poder, convocó a medianoche a los periodistas en el salón principal del restaurante Bambana, donde estableció su centro electoral. Un total de 25 miembros del Consejo Político de la UNO comparecieron en la mesa presidencial, pero Violeta Chamorro no llegó al local hasta cerca de las tres de la madrugada. Una hora antes, Virgilio Godoy, candidato a la vicepresidencia, adelantó sus propios recuentos, que daban una nítida victoria a sus hombres. Casi al mismo tiempo, una segunda lista del CSE se ajustaba, aunque con porcentajes más bajos, a la tabulación de Godoy.

El ambiente del Bambana era el lógico contrapunto del desconsuelo sandinista. "¡UNO, UNO, UNO! ¡Violeta, Violeta, Violeta!". La euforia de dirigentes y partidarios, los abrazos, las lágrimas de alegría, no cesaron, ni los aplausos cuando eran presentados los candidatos y subían al estrado. Un exaltado votante, con envergadura de gladiador, atajó el paso de este enviado y preguntó: "Ustedes son periodistas y siempre preguntan. Yo le pregunto ahora ¿cómo cree que está la cosa?". "Hombre, yo creo que están ganando ustedes". El coloso no espera más precisiones, se estrecha al periodista con la fuerza de una tenaza y crujen bolígrafos, grabadora y costillas. "¡No estamos ganando, mano.! ¡Hemos ganado, hemos ganado!".

El portavoz del Consejo Político se refirió en todo momento, y antes de cualquier confirmación oficial, a Violeta Chamorro como "Ia presidenta de la República". Al entrar, Violeta, emocionada entre el delirio de su gente, con las manos en alto, subrayó su compromiso con la reconciliación nacional y el cumplimiento de su promesas electorales. En su casa recibió las primeras felicitaciones telefónicas: el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, fue el primero en conectar con Managua. Después, llamaron los presidentes de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, y de Argentina, Carlos Menem.

Seguimiento

Los equipos del ex presidente norteamericano, James Carter, de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y de las Naciones Unidas siguieron escrupulosamente el desarrollo de la jornada y aprobaron después los resultados del CSE. No se esperan impugnaciones sustanciales.

La dirección sandinista ha pedido serenidad y moral alta a los mandos y tropa de los ministerios armados, y la oposición, calma y prudencia a sus bases. "¡Patria o muerte!", clamaban todavía, casi amaneciendo, quienes con Rosario Murillo cantaron la derrota hasta enronquecer.

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