La niña operada del corazón el pasado viernes sin cirugía, por primera vez en Europa, hace vida normal
"Nuestra hija está perfectamente, haciendo una vida normal, como si los médicos no le hubiesen hecho nada. Nos sentimos tan contentos con la intervención que han practicado a la niña que no tenemos palabras de agradecimiento para el hospital Gregorio Marañón y para el doctor Mullins". Estas afirmaciones han sido hechas a EL PAÍS por el padre de María López Bracamonte, la pequeña de cuatro años a la que se ha corregido, por primera vez en Europa, una malformación cardiaca congénita sin empleo de cirugía.
José María López y su mujer han pasado uno de los fines de semana más felices de su vida al tener a su hija en casa 24 horas después de que a la pequeña María le fuese practicado un cateterismo para cerrar una comunicación anómala entre ambas aurículas cardiacas (véase EL PAÍS del 24 de febrero).La corrección sin empleo de cirugía de este defecto de nacimiento ha sido llevada a cabo por primera vez en Europa por un equipo de facultativos intervencionistas del servicio de cardiología infantil del hospital Gregorio Marañón de Madrid, bajo la dirección del especialista estadounidense Charles E. Mullins, que tan sólo había desarrollado esta técnica en 15 pacientes en la universidad de Houston (Estados Unidos).
Mientras la pequeña María comía y jugaba alegremente con su madre, José María López decía a este periódico que la niña se encontraba ingresada la semana pasada en el centro madrileño para ser operada a corazón abierto. "Ya nos habíamos mentalizado de que a nuestra hija tenían que operarla. Los médicos nos habían hablado de que existía otra alternativa que sólo se había practicado en Estados Unidos. Nos comentaron que había una posibilidad muy remota de que viniese al hospital Gregorio Marañón un especialista norteamericano que era quien hacía esa intervención. Fue el jueves pasado cuando por fin nos conFirmaron que el doctor Mullins, en colaboración con el equipo del doctor Eulogio García, intervendría a María. No podíamos creérnoslo".
La pequeña María López Bracamonte nació en Madrid el 10 de julio de 1985, y a los tres meses se le detectó el defecto cardiaco congénito que padecía. "Se puso mala con, una gastroenteritis", explica su padre, "y la llevamos al hospital del Niño Jesús. Allí, al auscultarla, la doctora Yep observó que María tenía algún problema de corazón y nos remitió al servicio de cardiología".
El orificio que tenía María entre las dos aurículas del corazón, y que debía haberse cerrado durante la gestación, es una cardiopatía que no suele presentar síntomas hasta. pasados los 20 años de edad, y en algún caso durante toda la vida.
Que no se canse
Hace tan sólo seis meses que la pequeña María, que es hija única, fue llevada al hospital Gregorio Marañón por tener fiebre muy alta. Sus padres ella, de 32 años, trabaja en la confección; él,de 34 años, es empleado en un almacén de hierros de Madrid- dicen que a partir de aquel momento el servicio de cardiología infantil del hospital de la Comunidad de Madrid empezó a hacerse cargo del seguimiento de la niña."Y hasta hoy", afirma emocionado José María, "en que nuestra pequeña ya está curada y en casa, sin haber sufrido prácticamente nada. Puede hacer una vida completamente normal, según nos han dicho los médicos. Tan sólo debemos tener cuidado en estos primeros días de que no se canse y debemos darle una aspirina infantil diaria durante seis meses". Eulogio García Fernández, jefe del servicio de cardiología infantil del hospital Gregorio Marañón y coautor con Mullins del cateterismo practicado a María, asegura que lo normal es que ya no surja la menor complicación. Según este especialista, María puede seguir yendo a la guardería y llevar una vida normal. "Dentro de un mes la haré una revisión para confirmar que todo sigue perfectamente".
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