La Declaración de Asuán, primera piedra en la reconstrucción de la Biblioteca de Alejandría
El proyecto supondrá una inversión de 16.416 millones de pesetas
La Declaración de Asuán, que supone la primera piedra de la reconstrucción de la histórica Biblioteca de Alejandría, en el norte de Egipto, fue firmada ayer en la localidad de Asuán por tres jefes de Estado y por personalidades de la vida política, social y cultural de Europa, Africa y América. El presidente Mubarak, de Egipto, destacó en el acto el carácter universal de la iniciativa, y en el mismo sentido se manifestaron, entre otros, la reina Soria y el presidente francés, François Mitterrand. la Unesco, auspiciadora del encuentro, estuvo representada por su presidente, Federico Mayor Zaragoza.
El acto en el que se firmó la Declaración de Asuán constituyó una celebración solemne, auspiciada por la Dirección General de la UNESCO, de la que ha partido la iniciativa de la reconstrucción de la biblioteca. El director general de esta institución, Federico Mayor Zaragoza, puso de manifiesto en su discurso la razón por la que se ha puesto en marcha el renacimiento de esta mítica Biblioteca de Alejandría, que fue fundada en el año 331 antes de Cristo y que fue destruida entre los siglos VI y VII de nuestra era. Federico Mayor Zaragoza señaló que la tarea de la UNESCO es la de promover la posibilidad de que todos los países compartan el mismo conocimiento para propiciar el entendimiento mutuo.En esa misma línea de universalización del uso futuro de la Biblioteca de Alejandría hablaron las 21 personas que intervinieron ayer en el primer acto de la Comisión Internacional por el renacimiento de la antigua Biblioteca de Alejandría. Todos ellos señalaron que la Biblioteca ha de constituir un punto de partida esencial para centralizar todos las entidades bibliotecarias del mundo. Por esa razón, cada uno de los intervinientes abogó por el uso internacional de la biblioteca y apoyó la idea de la UNESCO de que a partir de ahora se recaben fondos, públicos o privados, en todo el mundo para financiar la costosa obra.
Tanto el Gobierno egipcio como la UNESCO confían en lograr pronto esa financiación, y, ayer ya pudieron darse por satisfechos: el jeque Zayed, presidente de los Emiratos Arabes Unidos, se comprometió a contribuir con 20 millones de dólares. El presidente de la Unión Internacional de Estudiantes Árabes ofreció de su bolsillo tres millones de dólares. Asimismo, el presidente de Irak, Sadam Husein, donó 21 millones de dólares.
Hubo otras promesas de contribución: así, la Reina de España ratificó que el Centro Superior de Investigaciones Científicas español hará llegar a Alejandría un importante lote de obras de investigación, y el presidente Mitterrand, de Francia, ofreció ayuda tecnológica y formativa. La princesa Carolina de Mónaco aseguró que el Principado también contribuirá.
El resto de las personalidades que intervinieron en el acto de ayer, aparte del presidente Mubarak, no manejan dinero, sino ideas. La mayor parte de ellos eran importantes personalidades internacionales del mundo de las bibliotecas. Desde hace años, como dijo ayer el que fue director de la biblioteca del Congreso de EE UU, Daniel Boorstin, "ha sido un sueño más fácil de sobrellevar que el sueño de la reconstrucción real de este edificio". El presidente de todos ellos, el alemán Hans-Peter Geh, resumió así lo que debe ser el porvenir de la Biblioteca de Alejandría: "Los tesoros bibliográficos del mundo han sido sometidos a 2.000 años de destrucción; tenemos la posibilidad ahora de contar con un centro cultural y de información que almacene al menos el conocimiento de Egipto Oriente Medio y la cultura mediterránea".
La construcción de la Biblioteca de Alejandría costará 152 millones de dólares. Tendrá una capacidad de almacenamiento de ocho millones de volúmenes. Como afirmó Federico Mayor Zaragoza en el llamamiento al cumplimiento de lo acordado en la Declaración: "Reconstruyendo ese espléndido y creativo legado del pasado, estamos construyendo un futuro común más brillante".
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