La hora del vídeo

En ediciones anteriores, Arco otorgó un sitio a los videoartistas, pero obtuvo resultados desiguales. Las actividades, encerradas en una programación limitada y en un auditorio alejado del centro de actividades de la feria, además de la falta de información sobre éstas, dejó insatisfechos a muchos de los participantes. Este año, la programación es más ambiciosa, y la oferta, más variada. Aunque no haya en el sector del pabellón 12, donde se agrupan, una presencia sobresaliente, sí se encuentran ejemplos de un movimiento que va ganando un lugar entre las otras formas de expresión artística de nuestra época.El videoartista francés Jean Paul Fargier dejó la feria muy satisfecho por haber vendido varias copias de sus trabajos, tanto a coleccionistas como a entidades culturales españolas. Su instalación La visitación ha suscitado el interés de numeroso público que se acercaba a verla. Para él, el vídeo es un medio que le permite una aproximación distinta a la imagen que la que da el cine o la pintura. "Cuando se hace cine, se tiene la idea de producir la primera imagen de lo que se filma: un árbol, un rostro, el cielo. Cuando se hace vídeo, se tiene la idea de añadir, a una serie de imágenes existentes de una realidad dada, la última representación de esa cadena", ha dicho Fargier.

Peter Greenaway, el cineasta británico, participa en Arco con un vídeo recién terminado. Se trata de un ambicioso proyecto coproducido por el Ministerio de Cultura francesa y varias empresas, filmado en 35 milímetros y luego pasado al vídeo utilizando las posibilidades de manipulación electrónica de la imagen. Los muertos el Sena es una hermosa y delicada pieza basada en documentos escritos por los encargados de la morgue parisina durante la Revolución Francesa. Los cadáveres, sus últimas vestiduras, la circunstancias de su aparición en el río, hilan un relato en el que Greenaway reflexiona sobre la vida y la muerte.

Pincel electrónico

Pero el vídeo no sólo es construcción escultórica viva ni una extensión potencialmente más rica en efectos que el cine; es también el diseño por ordenador y la rnúsica electrónica. En una de las secciones monográficas de esta edición de Videoarco se exhibieron las obras del mexicano Luis Fernando Camino, que traslada su oficio como pintor para hacer una creación pictórica en movimiento, articulada en el desarrollo de un motivo.

La música, compuesta también por Camino, es en ocasiones la reguladora del conjunto de la imagen, pero la formación y el proceso de la pintura son el centro de la obra.

Algo distinto hace Nicolás Sarudianky, un joven artista argentino que expone uno de sus trabajos en Arco 90, un videobjeto titulado El tiburón. "En mi país es muy difícil tratar de hacer este tipo de cosas porque no hay ningún apoyo y la situación económica es difícil", dice. "Me interesa el vídeo como complemento a mis obras, como una posibilidad más. Pero hago cosas muy diversas, como instalaciones y otro tipo de obras multimedia".