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Los amigos que se van

Los palestinos tratan de conservar sus tradicionales lazos con una Europa del Este que cada día mira más hacia Israel

Ángeles Espinosa

La inclinación de los países de Europa del Este hacia la democracia ya ha tenido una repercusión inmediata en la balanza de alianzas de Oriente Próximo. El bloque oriental, tradicionalmente alineado con los árabes y con la causa palestina, ha iniciado un proceso casi febril de acercamiento a Israel. "Tenemos que enfrentarnos al cambio y lograr que no se nos asocie con el lado culpable", asegura una fuente palestina de Jerusalén.

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Conscientes de sus relaciones especiales y únicas con Europa del, Este durante los años pasados, los palestinos ven en el repentino colapso del comunismo un reto al que tienen que responder con rapidez para no perder "la amistad existente de pueblo a pueblo". "Esto es tarea de la OLP y de los Gobier nos árabes", manifiesta Mahdi Abdulhadi, director de la Sociedad Académica Palestina para el Estudio de Asuntos Internacionales (PASSIA). Hasta ahora, muchos jóvenes palestinos -igual que otros árabes- han viajado, estudiado y recibido entrenamiento profesional en esos países, mientras sus Gobiernos respaldaban sus aspiraciones nacionalistas en los foros internacionales. "Queremos hablar con Israel", precisa Abdulhadi; "por tanto, no vamos a pedirles que no establezcan relaciones diplomáticas con Tel Aviv, pero hemos de conseguir que tengan en cuenta nuestro derecho a la autodeterminación, nuestros sufrimientos y la intifada". Este respetado intelectual menciona como asunto en el que los países del Este pueden prestar su ayuda el de la actual emigración de judíos soviéticos -sólo el pasado mes de enero llegaron casi 5.000-.

"Dentro de un año tendremos relaciones con la mayoría de los países de Europa Oriental, tal vez con la excepción de Albania", declara con satisfacción el viceministro israelí de Asuntos Exteriores, Benjamín Netanyahu. "Los cambios internos que se han producido en la región han influido en sus políticas exteriores. Son ellos los que están viniendo hacia nosotros", añade Netanyahu, antes de enzarzarse en la lista de naciones de Europa del Este con las que están manteniendo contactos en la actualidad.

De momento, da la impresión de que los cambios están favoreciendo a Israel. Así lo corrobora un politólogo de la universidad de Belén. Manuel Ha sasian considera que el hecho de que "la mayoría de los israelíes sean originarios de Europa del Este (los refuzniks) hace que solidifiquen su posición ideológica". De todas formas, Hasasian estima que a la larga pued cambiar esta situación a favor de los palestinos, ya que "los israelíes están aplaudiendo com portamientos contrarios a lo que utilizan dentro de su país con nosotros". De ahí el interés por aproximarse a Europa del Este. "Tenemos que ponerles de nuestro lado para presionar a Israel", concluye Hasasian.

Saber quién es el enemigo

Hamilton Friedman lo tiene claro. Prefiere patrullar en el sur de Líbano que en los territorios ocupados. A bordo de uno de los jeeps de vigilancia que recorren la frontera, el soldado israelí explica: "Aquí al menos sabes quién es el enemigo". Tras la ametralla dora, enfundado en el grueso anorak militar y cubierto por un casco reglamentario, Hamilton da una falsa imagen de ferocidad. Una vez de vuelta a la base y desprovisto de toda la parafernalia, se descubre un muchachito de apenas 19 años. Lleva dos meses en Tipoguen y deberá permane cer otros dos más. Luego, rnás instrucción y un nuevo destino por otros cuatro meses, muy probablemente en Gaza o Cisjordania. La idea le pone los pelos de punta.Los jóvenes israelíes son de los que soportan un mayor compromiso militar de todo el mundo. Tres años de alistamiento obligatorio para los hombres y dos para las mujeres. Después, un mes (40 días desde el inicio de la intifada) de servicio anual como reservistas hasta los 55 años. "Con las mujeres se es más blando, sólo hasta los 24 y siempre que no hayan contraído matrimonio", explica un portavoz.

Aunque la especial implicación del Ejército en la sociedad israelí ha apartado hasta ahora del Tsahal el problema de los objetores de conciencia, los nuevos acontecimientos provocados por la intifada están cambiando las cosas. Desde el inicio de la revuelta palestina, hace dos años, el Gobierno israelí se ha encontrado con personas que se niegan a servir en los territorios, un fenómeno que sólo tiene precedente en la invasión de Líbano en 1982.

La intifada no ha tenido proyecciones importantes en la actividad palestina de esta región fronteriza. "Se trata de un fenómeno independiente", precisa el capitán Ran Golani. "Los ataques dependen en mayor medida de Amal y Hezbolá. Para nosotros, la diferencia principal está en antes y después de la retirada de 1985", añade.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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