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EL DISPUTADO SILLÓN 'F'

José Luis Sampedro, elegido académico el día que cumplió 73 años

El novelista ganó en la tercera vuelta a Francisco Umbral por 21 votos frente a 12

José Luis Sampedro recordará el primer día de febrero de la última década del siglo por varios motivos: ese día le eligieron, frente a Francisco Umbral, para ocupar el sillón F de la Real Academia Española, formada, según es creencia, por inmortales; ese día cumplió 73 años; y ese día entregó en su editorial de siempre La vieja sirena, una novela del porte y calibre de Octubre, octubre, su obra más ambiciosa hasta ahora Se trata de una creación ambientada en Alejandría en el tercer siglo después de Cristo, cuando el desmoronamiento del imperio romano tenía ruidos y colores parecidos a lo que a juicio de Sampedro se escuchan ahora "Parece obsceno, pero me siento feliz", dijo Sampedro ayer a este periódico mientras caía la tarde en su ático de Madrid.Llegará el día en que algún se minario universitario dedicará un curso entero a desentrañar los papeles que José Luis Sampedro va creando a medida que escribe sus novelas, y con los que es de sospechar que se lo pasa mejor que con éstas. índices, tablas cuadros, esquemas, mapas históricos de Alejandría (uno de ellos saldrá en la novela), carpetas en teras y hasta armarlos dan cuen ta de un trabajo de documentación propio de romanos, y que sin duda forman parte tan impor tante como el manuscrito.

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Cierto esquema da cuenta de las caraterísticas de cada personaje; otro, de las circunstancias históricas; un tercero, de la evolución de la trama; el siguiente, de la evolución en los muchos te mas que Sampedro ha pretendido tratar... si el manuscrito se perdiese, posiblemente algún buen escritor que supiese de ajedrez podría recomponer un ma nuscrito bastante parecido a las 600 páginas que ha compuesto Sampedro en jornadas de galeote. "Trabajo como un salvaje, aunque los salvajes no trabajan mejor para ellos".

Locura

Está contento, Sampedro; como siempre en este hombre equilibrado que reivindica un punto de irracionalidad, de locura, de imprevisto para mantenerse joven, pero se le nota contento, casi feliz, vacilante antes de elegir entre los tres temas de novela que le asedian. No habla mucho de ellos. "Yo creo que una novela es contar una historia, pero a la vez espero que tenga varias capas de lectura, cierta dignidad..." Respecto a la que acaba de terminar siente ilusión, incertidumbre... "Creo que es un libro decoroso, digno, honesto... lo que quisiera es que no fuese inferior a lo que ya he hecho".

Cada vez que Sampedro habla de teorías, de cualquier teoría, echa el freno inmediatamente porque cree que está utilizando lo que llama "palabras rimbombantes". "Trato de escribir con humildad", dice. "La humildad es una actitud que va de dentro hacia afuera... Esto no quiere decir que no esté orgulloso de lo que he hecho, que lo estoy. Pero creo que el orgullo con humildad es más verdadero. Existe un mayor valor si se tiene conciencia de los límites. Para mí la grandeza la alcanza Bach, con sus variaciones sobre enormes limitaciones".

Grandeza. Esa es la primera vez que aparece la palabra; la segunda será cuando hable de lo que le hubiera gustado que tuviese su literatura y que a su juicio no tiene. Le hubiera gustado que tuviese grandeza. La grandeza de una parte de Quevedo y de otra de Shakespeare; el sumum de grandeza que se encuentra en la Antígona, de Sófocles, donde ya se habla de todo lo que nos preocupa: el individuo frente al estado, la piedad, lo masculino y lo femenino... "Esa grandeza me está prohibida, ni apiro a ella", dice este artista que trabaja sus libros hasta que considera que no puede mejorarlos. "Un libro es un mensaje de amor; un mensaje del náufrago en la botella..."

Sampedro considera que su condición de economista será útil en la Academia, donde en la actualidad no se sienta ninguno útil, además, por cuanto en su día tradujo al español varios libros de economía y sabe que el español está necesitado de términos que ahora sólo existen en inglés.

En el fondo no le hubiera importado no salir elegido. Ha procurado hacer correctamente todo lo que ha emprendido en la vida, y ahora sabe que asistirá irremediablemente, todos los jueves, día de sesión, a la Academia. Una pequeña coerción para quien al fin, después de escribir durante cincuenta años, puede dedicarse a inventar todos los días del año.

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