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El grito más luminoso y feminista de Cervantes

Celia Freijeiro, María Folguera y Leticia Dolera estrenan un nuevo teatro en Madrid con ‘Marcela’, una función sobre la pastora descrita en el ‘Quijote’

María Folguera, Celia Freijeiro y Leticia Dolera, responsables de 'Marcela', el pasado 25 de abril, en Madrid.
María Folguera, Celia Freijeiro y Leticia Dolera, responsables de 'Marcela', el pasado 25 de abril, en Madrid.INMA FLORES
Rocío García

“Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos”. Marcela, una hermosa pastora —”tan hermosa que pasaba a su fama su hermosura”—, algo esquiva e ingrata, defiende su honor y su libertad ante el cuerpo de Grisóstomo y frente a las acusaciones de ser la causante de su muerte. Marcela, uno de los personajes célebres de Cervantes, que aparece en el capítulo XIV del Quijote, es el objeto de la función con la que se ha inaugurado una nueva sala de teatro en Madrid, Teatro Cervantes. Celia Freijeiro, como actriz, Leticia Dolera, directora, y María Folguera, dramaturga, han puesto en pie Marcela, una función luminosa y contemporánea, cañera y divertida, que incluye íntegro el imponente soliloquio de la pastora Marcela escrito por Cervantes. Marcela se representa en la nueva sala inaugurada en el edificio que alberga la Sociedad Cervantina (calle Atocha, 87), de jueves a domingo hasta el 26 de mayo. El Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro acogerá esta función el 27 de julio, en el marco de su programación.

Dentro del nuevo espacio teatral, una acogedora sala de 70 butacas, por supuesto de color rojo, Celia Freijeiro (Vigo, 1983), Leticia Dolera (Barcelona, 1981) y María Folguera (Madrid, 1984), convocadas por este periódico, dan rienda suelta a su fervor por Cervantes y a este nuevo proyecto que les ha unido y con el que se muestran orgullosas y muy felices. Tanto que no pueden contener las lágrimas en muchas ocasiones. Han pasado casi diez años desde que se puso la primera piedra de este teatro construido bajo el patio de la Sociedad Cervantina, el único vestigio real de Cervantes en Madrid, y cuyo edificio alberga la imprenta con la que se imprimió la primera edición del Quijote. El alma de todo ello es, sin duda, Celia Freijeiro, socia de la Sociedad Cervantina desde 2008 y miembro desde 2012 de su Junta Directiva.

La nueva sala, inaugurada en el edificio que alberga la Sociedad Cervantina, en Madrid.
La nueva sala, inaugurada en el edificio que alberga la Sociedad Cervantina, en Madrid. INMA FLORES

La actriz, que, entre ensayo y ensayo, ha desbrozado máquina en mano las malas hierbas que crecen en un pequeño jardín donde ella ha ido cultivando plantas aromáticas, incluida la Adelfa amarga, tan nombrada por Cervantes, asegura que el objetivo de este nuevo centro teatral es el de redimensionar la Sociedad Cervantina, que preside desde 2007 Luis María Anson, en el mapa de la ciudad, ponerla en el mundo. “Este es un tesoro de nuestro patrimonio. Aquí se imprimió la primera edición del Quijote y una parte muy sustancial de nuestro Siglo de Oro. Es muy emocionante. El nuevo teatro va a ser un espacio de investigación y diálogo con todos nuestros clásicos, aunque Cervantes tendrá un papel destacado. Los creadores contemporáneos vamos a tirar de ese hilo de los clásicos para seguir construyendo”, asegura Freijeiro, directora artística del nuevo espacio, mientras que María Folguera añade que la sala no será un espacio al uso, con una programación múltiple y constante. “Será un lugar dedicado a proyectos con residencias artísticas, talleres, matinales escolares, aunque a lo largo de la temporada habrá proyectos y funciones abiertas al público en torno al Siglo de Oro”, explica la dramaturga.

Si algo une a estas tres creadoras es la pasión por el trabajo en equipo y el amor por Cervantes (1547-1616). La elección del personaje de Marcela llegó tras un tiempo de trabajar con las Novelas ejemplares, de las que ya han hecho dos adaptaciones, y en las que ya encontraron reflexiones “insólitas” de un autor de hace 400 años. “¿Cómo es posible que leamos esto y nos remueva tanto y nos interpele y nos entren unas ganas tremendas de hacer algo con este material? Nos pasó con La fuerza de la sangre, que habla de una violación”, reflexiona Freijeiro. Y apareció Marcela y fue con este texto original con el que María Folguera volcó todo su placer para escribir una obra que es todo un diálogo entre dos tiempos y dos textos. “Hemos conservado íntegro el soliloquio original de Marcela y, a su alrededor, hemos construido la carne de un cuerpo nuevo pero que tiene en su corazón el texto original”, explica la dramaturga, a quien le resulta especialmente hermoso esa combinación de escrituras, en las que el oído del espectador reconoce perfectamente cuando entra la lengua cervantina frente a la escrita por ella misma. “Me encanta salir perdiendo frente a Cervantes. He descubierto lo generoso de Cervantes como autor, como invita a jugar y a reescribir. Para mí Cervantes es de una extraña sensibilidad respecto al género, la clase y la raza. Es un autor libre que escribe para la posteridad y la posteridad está aquí y en todas las épocas”, añade.

Otra imagen de María Folguera, Celia Freijeiro y Leticia Dolera, fotografiadas esta semana en Madrid.
Otra imagen de María Folguera, Celia Freijeiro y Leticia Dolera, fotografiadas esta semana en Madrid. INMA FLORES

Un espacio blanco con cubos, blancos también, de diferentes tamaños y una media luna en la que se proyectan imágenes audiovisuales alegóricas, acoge esta función monólogo, con canciones del siglo XX y XXI, que interpreta sola en el escenario Celia Freijeiro. “La elección de la pastora Marcela fue al releer el Quijote. Me quedé petrificada en el capítulo XIV cuando aparece por encima de la peña la pastora Marcela, que llega para salir en su defensa, que toma la palabra sin que nadie se la de y hace un alegato a favor de su libertad”, explica entusiasmada Freijeiro, que pensó enseguida en Leticia Dolera para dirigir esta pieza.

Dolera, actriz y directora de cine que debuta en la dirección de escena, transita un texto clásico para traerlo al presente. “Siendo conscientes de la importancia de la cultura para transformar el imaginario social y para crear marcos mentales o derrumbar estereotipos sexistas, al leer este capítulo del Quijote me quedé petrificada. Es pura gloria. Un texto transgresor y con un trasfondo puramente feminista, a pesar de que Marcela para ser libre se ve obligada a escoger la soledad de los campos. Supe cuando me lo propuso Celia que lo tenía que hacer sí o sí”, explica Doler. Un proyecto, aseguran las tres, absolutamente ligado al presente. “Los pastores llamaban a Marcela hermosa, esquiva e ingrata. Hoy sería calientapollas, feminazi y rancia o puta. Es fascinante comprobar que son los mismos conceptos de hace 400 años”, explica Dolera. “El alegato de Marcela tiene mucho que ver con quien somos nosotras también. Yo digo frases en cervantino, pero las estoy sintiendo en mi carne hoy”, añade Freijeiro.

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