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"Iliescu, dictador"

"Dictador, dictador". Con estas palabras recibieron los estudiantes y miémbros de la oposición al presidente rumano Ion Illescu cuando se asomó el domingo a la balaustrada de la fachada de la sede del Frente de Salvación Nacional (FSN) en Bucarest. "Iliescu, Rumania" contestaban los altavoces del edificio en un reflejo exacto de lo que fue una de las principales características de la pesadilla del régimen que los rumanos creían haber dejado atrás para siempre: el culto a la personalidad.Iliescu demostró ser un subordinado de Silviu Brucan, miembro del Consejo del Frente de Salvación Nacional, hombre que parece dirigir los hilos en el auténtico golpe de Estado contra la revolución democrática que el domingo dió el citado Frente. Los llamamientos del primero a la movilización callejera, llevados a la práctica por el aparato de policías y colaboradores de Ceaucescu en fábricas y barrios, produjeron un auténtico pogrom contra los demócratas en Bucarest.

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Brucan, envalentonado al sentirse seguro de que el FSN ganará las elecciones con el capital que devenga entre las masas no informadas de su ya cuestionable liderazgo en el derrocamiento de Ceaucescu y por su absoluto dominio del aparato heredado del dictador, trata a los partidos democráticos como los trató cuando era jefe de Prensa del Partido Comunista Rumano en el golpe estalinista de la posguerra, estiman los observadores.

Los jóvenes que hace un mes controlaban el tráfico en la ciudad, tomaban la sede de la televisión y hacían, llegar la revolución desde Timisoara hasta Bucarest no estaban ayer en las manifestaciones sino en sus casas, deprimidos o asustados. Veían cómo regresaban las imágenes de camiones llenos de obreros con eslóganes "perfectamente acordados", como decía el anciano líder nacional-campesino Ratiu.

La sociedad sin estructurar de Rumania, que sólo cuenta con una pequeña clase ilustrada en Bucarest, Timisoara y alguna que otra ciudad, pagaba ayer tributo a la ignorancia impuesta por el subdesarrollo y la dictadura de cuatro décadas.

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