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Reportaje:LA NUEVA EUROPA

Todo un año de elecciones

Ambas Alemanias renovarán a sus líderes en los próximos meses y decidirán el ritmo de su proceso de unificacion

Dos elecciones generales, además de los cuatro lander (Estado federado) que renovarán su Parlamento y de otros dos que celebrarán comicios municipales esperan a los alemanes de uno y otro lado del Elba a lo largo de este año que acaba de empezar El programa, como si hubiera sido preparado por un maestro del suspense, empieza a finales de este mes con las importantes elecciones del Sarre y sigue en marzo con las elecciones municipales en Baviera y Schleswig Holstein. Toma de nuevo velocidad en mayo con las elecciones generales en la República Democrática Alemana y las regionales de Baja Sajonia y Renania del Norte-Westfalia. Tras el verano, en octubre le toca a Baviera renovar su Parlamento, para culminar a principios de diciembre con las elecciones generales de la RFA.Hace tan solo unos meses, cuando los políticos volvieron a Bonn después de las vacaciones de verano, el único elemento distorsionador que se divisaba en el horizonte electoral era el desestabilizador surgimiento de una extrema derecha organizada que acababa de dar su gran campa nada en las elecciones al Parlamento Europeo, superando holgadamente el 5% necesario para obtener representación. La larga campaña de más de un año se diseñaba en torno a este elemento y su evolución.

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Velocidad de vértigo

Poco después, con las primeras luces de otoño, todo empezó a cambiar a una velocidad de vértigo. En octubre caía el viejo líder de la RDA Erich Honecker, en noviembre se abría el muro entre las dos Alemanias y se Convocaban elecciones generales en el Este. Ahora, los republikaner de Franz Schoenhuber no son más que uno, y no el más importante, de los múltiples elementos de este año clave que se juega alternativamente. en los dos Estados alemanes y cuyo resultado final va a afectar a toda Europa.

"Para nosotros, Alemania Oriental no es un país extranjero", sentenciaba el joven y agresivo secretario general de la CDU, Volker Ruhe, respondiendo a las acusaciones del primer ministro de la RDA, Hans Modrow, de que la participación de los partidos de Bonn en la campaña electoral de Alemania Oriental, por medio de ayuda económica o asesoramiento, era una interferencia en los asuntos internos del país. Antes, en su discurso de Año Nuevo a los altos cargos del partido, Ruhe les adelantó que la campaña electoral para colocar de nuevo a Kohl como canciller tendrá como tema central la reunificación alemana. Éste y no otro es el tema de la campaña de todos los partidos a un lado y otro de la frontera interalemana, y cabe preguntarse si, pequeños matices aparte, el e lector va a saber exactamente en qué consisten las diferencias programáticas entre los tres partidos tradicionales, CDUCSU, SPD y FDP. Los Verdes lo tienen claro, no quieren ningún tipo de reunificación. Los reps, también. Quieren simplemente la anexión de la otra Alemania, y a ser posible de parte de la actual Polonia para completar las fronteras del Reich de 1937.

Precisamente uno de los pocos matices fluctúa en tomo a estetema y al tratado de paz nunca firmado por la Alemania vencida después de la guerra. Kohl, la CDU y -especialmente- la CSU bávara siguen negándose a reconocer explícitamente la línea Oder-Neisse que separa la RDA de Polonia. No es de extrañar Para recordarle la fuerza de sus votos, el secretario general de la Asociación de Expulsados de Silesia, Pomerania y Prusia Oriental, Hartmut Koschyk, que agrupa a más dos millones de refugiados y sus'descendientes, aseguró que "no hay alternativa a la reunificación, no hay razón para retrasarla. Todo el mundo sabe que los alemanes no van a entregar una tercera parte de su territorio y 800 años de historia alemana a cambio de nada". Como solución, Koschyk propuso establecer la nueva frontera "en algún lugar en el medio" entre la actual frontera con Polonia y los límites del Reich.

El matiz, pues, parece estar enuna cuestión semántica entre quienes propugnan la reunificación y quienes se contentarían con una simple unificación. Entre los primeros se encuentra la democracia cristiana, y de ahí a la izquierda, empezando por sus aliados liberales, se insiste en quitarle el prefijo a la palabra mágica.

El líder del FDP, el ministro de Exteriores Hans Dietrich Gensher, ha sido claro: "Quienquiera que mantenga abierta la cuestión de las fronteras polacas", dijo, "está cerrando la puerta a la unificación".

Un listón muy alto

La primera cita del año es el 28 de este mes en el Sarre, feudo del más que probable candidato del SPD a la cancillería, el siempre sorprendente Oskar Lafontaine. Su problema es que se ha puesto a sí mismo un listón muy alto.: superar su propia mayoría absoluta, con la que ha gobernado estos últimos cuatro años. Las últimas encuestas le daban alrededor de un 49% más o menos lo mismo que consiguiera en 1985 (pero Lafontaine ya ha dicho que tiene que superar esta cifra para poder presentarse como candidato a la cancillería en septiembre).

Las dos elecciones municipales del mes de marzo en Baviera y Schleswig-Holstein -especialmente las primeras- servirán para calibrar la auténtica fuerza de la extrema derecha, que tiene precisamente su mayor feudo en Baviera. Para entonces, la campaña electoral en la RDA puede haber empezado a clarificarse.

Mayo se abre con las primeras elecciones libres en la RDA. Toda una incógnita a estas alturas. Las pocas encuestas sobre la intención de voto son tan contradictorias que pueden descartarse. Tan sólo una cosa es cierta. La oposición apuesta por la reunificación, y los comunistas en el poder, en contra, aunque algunas de sus últimas maniobras electorales, como el ambicioso plan de Gregor Gysi para desmilitarizar Alemanía, parecen indicar que el renovado SED-PSD no está dispuesto a dejarse arrebatar ninguna arma electoral.

Una semana más tarde, el 13 de mayo, se celebran las elecciones a los Parlamentos de Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia. En el primero, bastión tradicional de la socialdemocracia desde finales de los sesenta y donde reina incontestado el que fuera el último candidato del SPD a la cancillería, Johannes Rau, la candidatura del actual ministro de Trabajo democristia no, Norbert Bluem, no parece su ficiente como para romper la mayoría socialdemócrata. La extre ma derecha, sin embargo, sí que podría situarse en el Parlamento habida cuenta de su irresistible ascensión en las grandes ciudades.

En Baja Sajonia sucede todo lo contrario. El democristiano Ernst Albrecht ha estado gobernando estos años en coalición con los liberales, y su margen de maniobra para enfrentarse al socialdemócrata Gerhard Schroeder es muy corto. La entrada de los reps en escena, incluso si no consiguieran alcanzar el mínimo 5%, podría provocar un cambio en el escenario.

El anticipo de otoño

Tras el verano llega el gran anticipo de las elecciones generales. Una Baviera huérfana de FranzJosef Strauss decide su futuro por primera vez sin su polémico y carismático líder fallecido. La brutal emergencia de los republikaner en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, donde rozaron el 15% de los votos, puede provocar un auténtico terremoto político. El actual ministro presidente, Max Streibl, se ha visto obligado a compartir el estrellato de la Unión Social Cristiana (CSU) con el ministro de Hacienda en Bonn y presidente del partido, Theo Waigel. Las huestes de Schoenhuber podrían dejarle claramente por debajo de la mayoría absoluta, y en Baviera los liberales a efectos prácticos no existen, ni tampoco el SPD, confinado exclusivamente a Múnich, tiene posibilidades de aprovecharse de la situación.

Así las cosas, a las elecciones generales de diciembre puede llegarse con el dilema de si la CDUCSU va a necesitar la ayuda de la extrema derecha para mantenerse en el poder. Los Verdes, según indican constantemente las encuestas, tienden a mantenerse en un estable 7%. Los liberales, gracias a la superactividad de Genscher, superarían el 5% mínimo. Democristianos y socialdemócratas, emparejados en torno al 40%. Todas las combinaciones parecen posibles, incluida la llamada coalición semáforo para frenar a la extrema derecha: verdes, rojos (SPD) y amarillos (FDP).

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