Cazar al negro
Un confuso asesinato deja al descubierto los problemas raciales de Boston
Boston, la capital de Massachusetts, está viviendo gstos días una tormenta social que ha dejado al descubierto una de las flaquezas del pueblo americano: el prejuicio racial. El asesinato de una mujer blanca embarazada de siete meses, Carol Stuart, el pasado 23 de octubre, y el balazo recibido por su esposo, Charles, a la salida de unas clases prenatales fueron atribuidos a un delincuente negro.
El esposo, que resultó herido de bala, fue preciso a la hora de contar a la policía cómo fueron tiroteados cuando estaban a punto de poner en marcha el automóvil para regresar a su casa, e incluso facilitó datos del agresor: "Un negro que nos ha disparado sin mediar palabra".
La mujer murió en el acto, y su prematuro bebé, Christopher, falleció 20 días después. El caso, que indignó a la población blanca de la ciudad, movilizó a toda la policía de Boston, cuyos agentes batieron las zonas negras del barrio de Mission Hill en busca del delincuente que había segado la vida de una familia blanca bien situada. La Prensa liberal de Boston se cebó en el caso, recogiendo opiniones que contribuyeron a crear un ambiente hostil contra la comunidad negra de la ciudad, donde predominan los blancos anglosajones.
El pasado jueves, Stuart, el viudo, se arrojó a las frías aguas del río Mistic. Cuando la Prensa descubrió el suicidio, lo trató como el fin de un hombre desesperado. Un día después, la policía comunicó públicamente que Charles Stuart era el principal sospechoso del asesinato. La noticia conmocionó otra vez a Boston y dejó en evidencia a todos los que habían reclamado un mayor control de la población negra.
El alcalde de la ciudad, Raymond Flynn, ha abierto una investigación que permita dejar al descubierto las deficiencias del sistema y que explique cómo la propia policía y la Prensa pudieron crear un estado de opinión que, basándose en datos falsos, haya perjudicado tan injustificadamente a un colectivo social. Ahora, cuando parece más claro que Stuart pudo matar a su esposa embarazada para cobrar un seguro, pagar deudas de juego y vivir con su amante, la comunidad blanca de Boston intenta olvidar el caso, mientras en las zonas negras el silencio ha dado paso a la indignación.
Mission Hill se halla situado en el suroeste de Boston, en la zona donde se haya enclavado el estadio de los Red Sox, el equipo de béisbol más popular de Nueva Inglaterra. En este barrio predomina la población negra, pero también viven allí emigrantes hispanos y asiáticos, así como gran parte de la comunidad gay.
Las balas de aquel 23 de octubre ahondaron las llagas raciales de esta sociedad, donde la aparente convivencia de todo tipo de razas esconde el racismo que sigue dominando a la población blanca.
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