Los 'hombres de Harrelson" reciben al general en Miami
El centro de la ciudad de Miami y los alrededores de la sede de la Corte del Distrito Federal estaban ayer prácticamente tomados por los agentes de la Administración Antinarcóticos de EE UU (DEA); varias dotaciones de los Special Weapons And Tactics (SWAT), los famosos hombres de Harrelson, y centenares de periodistas llegados de todo el mundo. Ni el legendario gánster Al Capone gozó jamás de tanta protección como la que la DEA ha destinado al general panameño Manuel Antonio Noriega desde su llegada a Estados Unidos.
Los abogados de Noriega rechazaron en Miami la jurisdiccion del tribunal que acusó oficialmente al militar panameño de narcotráfico y de otros 11 delitos. El juez, sin embargo, no aceptó esta declaración y manifestó que entendía que el acusado se declaraba no culpable. Noriega, que se presentó ante la autoridad judicial vestido de militar y con las botas relucientes, parecía muy cansado pero sus respuestas fueron serenas.El ex hombre fuerte de Panamá hasta, hace pocos días compareció ante el juez William M. Hoeveler a las 16.00 horas (22.00, hora peninsular española), cuando aún no había transcurrido un día desde que se entregó voluntariamente a las autoriddes militares de EE UU en Panamá.
El acusado respondió en castellano a todas las preguntas del juez que le fueron traducidas por un intérprete. "Tengo 51 años"; "no he tomado drogas en las últimas 12 horas"; "no me he sometido a tratamiento psiquiátrico alguno en el último año", respondió el general durante la ronda protocolaria de preguntas que antecede a la lectura de los cargos.
Frank Robino, uno de los abogados de Noriega, dijo al juez que rechazaba su jurisdicción porque consideraba la detención de su cliente "ilegal". El abogado argumentó su postura basándose en seis puntos. Considera que Noriega es un "detenido político"; que su detención se realizó "durante una invasión militar a un país soberano"; que se trata de "procesamiento político"; que EE UU ha violado "todos los tratados; internacionales" al arrestar al militar; que Noriega es un "jefe de Estado y por lo tanto tiene inmunidad diplomática", y que su detención, por ello, es "ilegal".
El juez no consideró estas razones como una causa para detener el proceso y explicó que entendía que el general se declaraba "no culpable" y por lo tanto, el proceso continuaba abierto.
Poco después de comparecer ante el juez, con el que dialogó durante 25 minutos, Noriega volvió a ser encadenado y fue entregado a los marshall que le custodiarán hasta su nueva comparecencia. Esto podría producirse hoy mismo.
Fiscalía
La policía de Miami, asicomo la fiscalía de EE UU y la propia Administración antinarcóticos (DEA) se negaron a revelar donde Noriega iba a pasar la noche. El militar se enfrenta a dos procesamientos iniciados en 1988 en los que también se hayan involucrados varios capos del narcotráfico colombiano. El caso Noriega podría afectar asimismo a algunos funcionarios de la Administración norteamericana para los que Noriega trabajó como informador especial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Un calor sofocante, 30º, ahoga a Miami, cubierta por unos nubarrones grises y repleta de turistas. La ciudad rezuma una humedad increíble. Noriega no se sentirá extraño en esta ciudad que habla, piensa y siente en español, como él. El militar, sí se muestra incómodo con las esposas que sujetan sus manos y que le dejaron pálido cuando un sargento se las colocó en la base militar estadounidense de Howard antes de abandonar territorio nacional partameño y entregárselo a los agentes federales de la DEA.
El hasta ahora hombre fuerte de Panamá viajó a EE UU en un avión de transporte C-130, con el mismo camuflaje en su fuselaje que el de los soldados enviados desde Washington para derrocarle. La nave de las fuerzas aéreas norteamericanas tomó tierra en la base aérea de Homestead (Florida) a las 2,46 hora local.
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