Menem lucha contra el caos económico

CARLOS ARES, Los argentinos despidieron 1989 y recibieron el nuevo año con el ministro de Economía, Antonio González, sentado a la mesa. El invitado inesperado del sábado por la noche, cuando se dedicó a tratar de calmar a la sociedad, fue aguardado ansiosamente el lunes para que explicara en qué consistían sus "nuevas medidas", después de tres días de anuncios y versiones diversas. En definitiva, el Gobierno del presidente Carlos Menem intenta detener el caos económico.

González desmintió la "dolarización" de la economía y propuso a cambio la revalorización del austral, mientras se intenta detener el "terrible proceso de hiperinflación" en que se encuentra nuevamente el país. La ratificación del plan liberal involucra definitivamente la suerte y el destino del Gobierno peronista.El fundador y líder de la derechista Unión de Centro Democrático (UCD), el ingeniero militar en grado de capitán Alvaro Alsogaray, también utilizó anoche las cadenas nacionales de radio y televisión "para que la gente no ande corriendo de un lugar a otro creyendo que se desmorona todo y perturbando la actividad general".

Alsogaray, que ha sido ya dos veces ministro de Economía y a quien se reconoce como una garantía para los acreedores externos, las corporaciones económicas y los militares, fue nombrado asesor directo del presidente Carlos Menem después de que se negará a aceptar el cargo de embajador argentino en Estados Unidos.

Menem sabe que el peronismo no podría soportar a Alsogaray , uno de sus "enemigos históricos", al frente del Ministerio de Economía. El partido aún no ha reaccionado frente a esta decisión del presidente, que ha resuelto doblar la apuesta. González y Alsogaray insisten en que la hiperinflación es sólo una consecuencia del dirigismo al que fue sometida la economía argentina durante 40 años.

Ambos se entrevistaron por separado con el embajador de Estados Unidos en Argentina, Terence Todman, para pedir un crédito de emergencia que respalde ese período de transición hacia la libertad absoluta de los mercados y la apertura total de la economía.

Deuda interna

Mientras avanza en el traspaso a inversores privados de todas las empresas públicas y en la reforma del Estado, el Gobierno trata de desactivar la llamada deuda interna, que vence cada siete días.

Entre las nuevas medidas, el ministro González anunció que toda esa deuda será canjeada ahora por bonos externos (bonex), que se suman a la deuda externa y se liquidan a plazos más largos y según el valor de mercado. También los ahorros depositados en bancos que superen el millón de australes serán pagados con bonex.

Ayer se suspendió por decreto la actividad de bancos y financieras. La medida había sido anunciada el mismo sábado.

El Gobierno teme que el estado de pánico por el que atravesó la población entre el jueves y el lunes pasados continúe y haga estallar el sistema financiero. La mitad de los bancos está técnica mente en quiebra, y no habrían Podido pagar los depósitos en australes si el Gobierno no obligaba a canjearlos por bonex.

En la Nochevieja los argentinos se despedían con un pésame. Sobrevivir y esperar fue la consigna. Los supermercados eran arrasados por clientes que querían liquidar sus australes antes de que perdieran definitivamente el valor nominal.

A media tarde del sábado, el país se paralizó. Los negocios preferían no vender porque no sabían qué precio tenía su mercancía. No se conseguían alimentos, combustible ni medicamentos.

En las consideradas zonas críticas se repartió leche y pan para unas 500.000 personas. Tropas de la gendarmería y de la policía custodiaron los cordones suburbanos, donde se produjeron los saqueos del pasado mes de junio. Así acabó el año y la década en el país donde funcionó el granero del mundo.