Los laboristas israelíes exigen la vuelta de Weizman para mantener el Gobierno de unidad

El primer ministro israelí, Isaac Shamir, destituyó el domingo a su ministro de Ciencias, el laborista Ezer Weizman, de 65 años, tras acusarle de haberse entrevistado con los responsables de la OLP. La destitución de Weizman ha abierto una grave crisis que amenaza con romper el Gabinete de unión nacional formado por el Likud y el Partido Laborista, que ha exigido la inmediata reincorporación de Weizman.

En declaraciones a la televisión israelí, el primer ministro Shamir dijo: "Es imposible tolerar la presencia en el Gobierno de un hombre que mantiene contactos continuados con nuestro enemigo más peligroso, y que en el momento en que abordamos una negociación delicada y difícil se entrevista con nuestro principal adversario".Ezer Weizman no ha desmentido las acusaciones, sino que ha contraatacado al primer ministro afirmando que Isaac Shamir y el ministro de Asuntos Exteriores, Moshe Arens, están negociando indirectamente desde hace meses con la OLP por medicación de Egipto y Estados Unidos.

El ministro destituido dijo que el tema ahora no es qué será de Weizman, sino qué será de Israel. "La cuestión a formularse es durante cuánto tiempo continuarán engañando al público israelí hablando de un Gobierno que se dice de unidad nacional, y en el que Shamir y Weizman se sientan en la misma mesa?, Si mi partida sirviese para que los dirigentes del Likud y mis colegas laboristas pongan, al fin, las cartas sobre la mesa, mi destitución habrá sido una bendición para Israel".

Ezer Weizman ha expresado su certeza de que sus colegas laboristas seguirán sus pasos y dimitirán en bloque del Gobierno Shamir. No tendrán probablemente otra opción si se confirma que el viceprimer ministro Simon Peres estaba al corriente y habría aprobado los contactos de Weizman con la OLP.

Servicios secretos

El primer ministro Shamir, que había sido informado ya hacía semanas de las iniciativas poco ortodoxas de Weizman, bajo vigilancia de los servicios secretos israelíes, parece haber cerrado la trampa sobre los líderes laboristas. En efecto, si Peres decide sacrificar a Ezer Weizman y, permanece en el Gobierno se convertirá más que nunca en un prisionero político del Likud, el parido de Shamir. Si decide dimitir, el primer ministro podrá acusarle a él y a Weizman no solo de deslealtad, sino incluso de traición. La ley prohibe de manera expresa todo contacto con el enemigo, la OLP, a menos que sea con la autorización expresa del primer ministro.

En estas condiciones, el partido Likud tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones parlamentarias, que llevarían consigo la ruptura del Gobierno de unión nacional.

La crisis israelí ha coincidido con la celebración ayer del 25 aniversario de la organización palestina Fatah, lo cual ha colocado a los 650.000 habitantes de la franja de Gaza bajo el toque de queda. Por su parte, Amnistía Internacional informó ayer que tiene de el Gobierno israelí alentó ejecuciones extrajudiciales de palestinos para controlar la revuelta en los territorios ocupados.