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La revolución terapéutica

Se espera que la biotecnología haga valer sus méritos en los noventa. Sólo nueve fármacos biofabricados, -creados en el laboratorio clonificando sustancias naturales-, han salido al mercado hasta la fecha. Pero se calcula que unas 150 estarán disponibles en los próximos años, incluyendo un colutorio que curará tanto el mal aliento como las enfermedades de las encías.La mayor espectación la acaparan los anticuerpos monoclonales, versiones construídas por el hombre de los anticuerpos que atacan a las proteínas extrañas al cuerpo, como los virus o las bacterias. Lo ideal sería que estas herramientas defensivas se hicieran a la medida de una proteína específica. Entonces se unirán a una droga y se inyectarán en el cuerpo, donde podrán buscar las células enfermas y liberar el fármaco, dejando sólo las células sanas.

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Medicina a la medida

El foco de atención de la investigación del cáncer ha estado cambiando desde principios de los ochenta. Los investigadores están intentando averiguar ahora cómo prevenir el crecimiento de las células cancerosas en lugar de cómo matar las células malignas. Los factores del crecimiento determinan cómo las células maduran y se diferencian unas de otras, y cuando los factores del crecimiento se alteran, las células se convierten en malignas. Gracias de nuevo a la biotecnología, los investigadores han sido capaces de obtener clones de los factores de crecimiento y estudiarlos más a fondo. Esperan desarrollar drogas que inhiban los factores de crecimiento que estimulan los oncogenes (los genes que crean tumores) o estimulen los mecanismos de lucha contra el cáncer.

Píldoras por ordenador

Las propias drogas se harán más específicas según los nuevos y poderosos sistemas de ordenadores permitan a los investigadores farmacéuticos diseñar las moléculas de una droga en la pantalla de un ordenador y probarlas matemáticamente en miles de proteínas humanas.

El proceso reduce espectacularmente el tiempo necesario para descubrir una nueva droga -en algunos casos, de años a meses- y permite a los investigadores desarrollar sustancias para enfermedades específicas.

Estas drogas se beneficiarán de la ayuda de los recientes adelantos en los sistemas de emisión de drogas, el nombre de la nueva era para las píldoras. Además, están surgiendo multitud de nuevos métodos para administrar medicinas, como los parches, los plásticos polímeros que se disuelven en el cuerpo y células gruesas llamadas liposomas rellenas de fármacos. Estas técnicas permiten administrar directamente la droga en la zona enferma a dosis reguladas cuidadosamente, reduciendo espectacularmente los efectos secundarios.

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