Crisis entre el FMLN y Nicaragua
Indignación de la guerrilla y satisfacción de EE UU por la 'cumbre' de San José
Los resultados de la cumbre centroamericana de San Isidro de Coronado (Costa Rica) que finalizó el martes abren una crisis en la alianza entre el Gobierno de Nicaragua y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y dejan en situación imprevisible el desarrollo de la guerra civil que se libra en El Salvador.
El apoyo dado por los cinco presidentes centroamericanos, incluido el de Nicaragua, Daniel Ortega, al máximo dirigente salvadoreño, Alfredo Cristiani y a su Gobierno, así como la llamada a la desmovlización del FMLN han causado "indignación" entre las filas guerrilleras y una gran satisfacción en Estados Unidos. [España considera que los compromisos alcanzados en la cumbre de San José "constituyen un importante paso para llegar a alcanzar una paz justa y duradera", según la Oficina de Información Diplomática].El FMLN vaticina que los acuerdos de Costa Rica provocarán "una escalada extremista" en El Salvador, puesto que los presidentes del área lo que hicieron fue fortalecer "la política fascista" de "un Gobierno que ha asesinado y perseguido a religiosos y ha bombardeado a la población civil". La guerrilla salvadoreña cree que la declaración final de la cumbre sólo conseguirá "envalentonar a quienes han desatado esa violencia irracional".
Hasta el monento no se sabe si, pese a estas duras críticas, que esconden, sobre todo, una profunda decepción, con Daniel Ortega y, en menor medida, con Oscar Arias, la guerrilla aceptará la invitación al diálogo con la mediación del secretario general de la ONU hecha por los cinco presidentes. Si no es así, el FMLN tiene fuerzas militares suficientes en torno a San Salvador y otras ciudades para provocar de nuevo un estado de guerra total. Fuentes próximas a la guerrilla se inclinan, sin embargo, a pensar que el FMLN va a buscar de nuevo la negociación. La última oferta de diálogo presentada por los rebeldes ponía como condición la destitución de varios de los principales jefes militares. Esa condición volvió a ser rechazada el martes por el presidente Cristiani, de quien, ahora menos que nunca, se puede esperar un acto de debilidad.
Tras el éxito logrado en Costa Rica, el. presidente Cristiani se limitó a comentar su esperanza de que "el FMLN sepa aquilatar las recomendaciones de la cumbre, de forma sincera y no táctica, para reanudar el diálogo interrumpido". "Es alentador", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater. "Nosotros esperamos", añadió, "que el presidente Daniel Ortega haga honor a su firma y que eso tenga el efecto de detener el pertrechamiento de Nicaragua al FMLN".
Las razones por las que Ortega estampó su firma en ese docurnento no son todavía fáciles de explicar. Éste y sus portavoces repiten ahora que el presidente de Nicaragua no ha vendido al FMLN a cambio de un avance en la desmovilización de la contra. En todo caso lo conseguido por Ortega en ese sentido es mínimo: una petición -probablemente, no atendida por Estados Unidos- para que los fondos del Congreso norteamericano destinados a la contra sirvan ahora para la desmovilización de los antisandinistas.
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