Los votos del PSOE, no bastaron a Felipe González
El diputado socialista Felipe González resultó anoche elegido presidente del Gobierno con los 166 votos de su propio partido y el decisivo apoyo del diputado de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), Luis Mardones, ya que sin esta ayuda González tendría que haberse sometido mañana a una nueva votación y resultar elegido por mayoría simple, lo que ha tratado de evitar su partido desde las elecciones del 29 de octubre y posteriormente con el baile de escaños por la anulación de las elecciones en Murcia, Pontevedra y ayer en Melilla.
Se registraron 155 votos en contra (los del Partido Popular, CDS, IU, Convergència i Unió, Euskadiko Ezkerra, Eusko Alkartasuna, Unión Valenciana y Partido Andalucista), mientras que seis de los diputados se abstuvieron (los cinco del PNV y el del Partido Aragonés Regionalista). Hubo cuatro ausencias, las de los diputados de HB.
Los socialistas tuvieron que reanudar ayer por la tarde precipitadamente las conversaciones con el dirigente de AIC, Luis Mardones, para convencerle de que continuaran el diálogo respecto a sus reivindicaciones para Canarias pero como prueba de buena voluntad le sugerían que cambiara su voto abstencionista por un voto afirmativo, lo que finalmente consiguieron. Tanto estas conversaciones como las mantenidas por el PSOE con el PNV se interrumpieron ayer por la mañana sin excesiva preocupación de los socialistas al considerar que tenían la mayoría absoluta en virtud de un error reglamentario que les hizo excluir del censo del Congreso a los diputados de Herri Batasuna.
La segunda jornada del debate de investidura del candidato Felipe González se tornó muy pronto singular cuando la Cámara conoció, pasadas las once de la mañana, que los tribunales habían acordado por sentencia la repetición de las elecciones en Melilla, siguiendo la ya casi doctrina sentada por los tribunales de Murcia y Pontevedra.
Felipe González tomó el micrófono por la mañana para pedir en alto al diputado socialista por Melilla que al haber sido anuladas las elecciones abandonara el hemiciclo con independencia de que no hubiera llegado todavía la notificación formal. González se anticipaba a previsibles peticiones de la oposición de que a ese diputado no se le permitiera votar. Félix Pons informó que ese diputado había abandonado ya el pleno al haber conocido la noticia.
Esta pérdida de la mayoría absoluta distorsionó el debate a medida que pasaban las horas, ya que todos los portavoces, menos los socialistas, presentían con cierto gozo que iban a asistir a una votación por la que Felipe González no sería elegido presidente del Gobierno a falta de un voto y que la votación se repetiría 48 horas después.
El PP, IU y el diputado de Eusko Alkartasuna Joseba Azcárraga, provocaron a las cuatro de la tarde una reunión de la Junta de Portavoces para reprender Félix Pons por haber llamado a acatar la Constitución a tres diputados de HB, y al no estar presentes suspenderles sus derechos como diputados.
La discusión reglamentaria giró en torno a si los diputados tienen tres sesiones o tres plenos para acatar la Carta Magna. Finalmente, todos concluyeron en que eran tres plenos, por lo que ayer Félix Pons no debió haber requerido a estos tres parlamentarios para este trámite, toda vez que lo hizo el lunes y la jornada de ayer no suponía un nuevo pleno, sino una continuación de la sesión anterior. Así las cosas, la cuestión ha quedado en que Iñaki Esnaola tiene todavía tres plenos para acatar la Constitución, mientras que Ángel Alcalde, Itziar Aizpurúa y Jon Idígoras tienen dos.
Pero la situación jurídico-reglamentria de los miembros de HB no era lo que preocupaba a los parlamentarios ni por lo que la oposición forzó a la Junta de Portavoces a que se reuniera. El hecho era que si se excluía a los miembros de HB del censo del Congreso, entonces los socialistas tenían la mayoría absoluta, mientras que si eran excluidos, al no haber perdido aún sus derechos, el PSOE se quedaba a un voto. Esta situación se produjo a las cinco, cuando los socialistas concluyeron en que las razones esgrimidas por la oposición se ajustaban a derecho.
La confusión fue manifiesta en esos momentos. Por un lado la oposición proclamaba que el PSOE había perdido la mayoría absoluta, mientras que los dirigentes socialistas no se resignaban a esa situación y reanudaban sus conversaciones con Luis Mardones al objeto de llegar a un acuerdo en las reivindicaciones para Canarias. Este diputado había explicado durante la mañana que su discurso iba a ser constructivo pero que iba a abstenerse en la votación.
Después de la pérdida del diputado melillense, el PSOE cuenta con 166 diputados y los votos efectivos eran 332, por lo que 167 era el mínimo exigible para que González resultara elegido en la primera vuelta.
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