Novelistas que cambian de 'cuadra'
En España se pagan sumas sin precedentes a escritores 'literarios'
Una de las personas asistentes en Barcelona a la cena de entrega del Premio Planeta, fallado el pasado 15 de octubre, se extrañó de que Soledad Puértolas, la novelista ganadora de esta edición, residente en Madrid, acudiese al lugar nada más se supo su nombre. El editor José Manuel Lara comentó: "Usted todavía cree que los niños vienen de París". Este diálogo se encuentra en el centro mismo de un fenómeno, si no nuevo en la edición española, sí inédito en fuerza y nitidez: el trasvase de unos autores hasta ahora literarios a editoriales más comerciales, atraídos por la posibilidad de un mayor número de lectores y también por unos adelantos sin precedentes en España.
De la anécdota de la noche del Planeta no hay que sacar conclusiones apresuradas, dice José Manuel Lara hijo, y también la ganadora, Soledad Puértolas, para quien en el Planeta "hay más de concurso de lo que se piensa". Reconoce sin embargo que la razón por la cual ella abandonó una editorial en la que se encontraba cómoda es que me empujaron a ello".Nadie hubiese creído hace diez años, comenta José Manuel Lara hijo, que en las listas de libros más vendidos en España se iban a encontrar autores españoles, en ocasiones muy jóvenes, y sin embargo así ocurre "y está bien que así ocurra, es bueno para todos". Mas una de las inmediatas consecuencias es que de un par de años a esta parte algunas editoriales se han interesado por esos jóvenes autores literarios -es decir, empeñados en una creación artística- a los que durante los años de su formación no hicieron caso, asumiendo riesgos, mas que los editores literarios: entre otros, Anagrama, Tusquets, Alfaguara, Montesinos y, dentro del grupo Planeta, Seix Barral.
Durante el invierno pasado un rumor circuló con fuerza en Madrid y Barcelona: un representante de una editorial barcelonesa andaba, visitando jóvenes autores españoles con poco menos que un talonario abierto entre las manos. José Manuel Lara hijo negó que la editorial Planeta se hubiese librado a práctica semejante, entre otras cosas porque los scouts (buscadores de libros y autores) de Planeta son distintos de los ejecutivos que firman los cheques.
Lo cierto es que el 6 de marzo de 1989, en la comida de presentación de la novela Beltenebros, de Antonio Muñoz Molina, el joven Daniel Múgica comentó que publicaría su siguiente libro en Planeta porque le pagaban más -había publicado su primera narración en la colección de novela española de Plaza Janés-, y el 2 de junio de ese año obtuvo el premio Ateneo de Sevilla, dotado con cinco millones de pesetas. Soledad Puértolas confirmó ayer a este periódico que, antes de presentarse al Planeta, dotado con 20 millones de pesetas, en el invierno pasado ya rechazó una primera oferta de Planeta. Soledad Puértolas se apresuró a aliviar de dramatismo su paso a Planeta desde la editorial Anagrama, y dijo que de momento sólo existe el compromiso de publicar Queda la noche, la obra premiada.
Aunque el más espectacular -algunos comentaristas han visto en ello el paso de toda una generación al gran público- el cambio de Soledad Puértolas no es es el único: Javier Tomeo, otro autor de Anagrama, se va también a Planeta, que ha comprado los derechos de dos obras: "una escrita y otra no tanto". Tomeo publicará con Planeta El mayordomo miope mientras Anagrama prepara la salida de Problemas oculares.
El navarro Miguel Sánchez Ostiz, novelista hasta ahora de la cuadra Seix Barral, editorial de varios autores de la periferia, ganó el 6 de noviembre el premio Herralde de novela de la editorial Anagrama, que le publicará también otra novela presentada el año pasado: La caja china. Mientras, aún ha de entregar a Seix Barral otra novela ya contratada. "Pienso tomarme las cosas con calma y estar a verlas venir", dice Sánchez Ostiz, que el viernes por la noche presentó en Madrid su novela premiada, La gran ilusión, por la que ha recibido un adelanto -pues no otra cosa es un premio literario- de un millón de pesetas.
También fidelidad
Alejandro Gándara, autor que publicó en Alfaguara sus dos primeras novelas, dentro de una corriente literaria dura, ha contratado su siguiente título en Debate. El granadino residente en Málaga Justo Navarro, procedente de Seix Barral, publicará su segunda novela en Anagrama. En las conversaciones entre escritores; se ven venir más cambios.Otros novelistas, corno Javier García Sánchez, se caracterizan por la fidelidad a una casa pese a que, dice el autor de El mecanógrafo, "desde hace tres años estoy sintiendo los tentáculos de la tentación". Explica que la fidelidad la hace el baremo literario. "Uno tiene la sensación de que si publica cierto libro en otra editorial está perdido. Una cosa es que un libro se venda, y otra, el prestigio literario. La palabra entusiasmo [del editor] es para mí definitiva". Por lo demás, es evidente el riesgo que tanto la editorial Montesinos como el propio autor han asumido al publicar una obra de las ciclópeas dimensiones de El mecanógrafo, con cerca de 1.500 páginas.
Nadie parece querer hablar de dinero -se alude de inmediato al espectro de Hacienda, muy presente estos días-, pero se citan anécdotas ilustrativas: en la última feria de Francfort, por ejemplo, España parecía haber desplazado a Italia de la cabecera de la lista de lugares paradislacos para la venta de derechos: mientras una editorial francesa pagó 200.000 dólares por la próxima novela -sin escribir- de Tom Wolfe, el autor de La feria de las vanidades, otra italiana pagó 300.000, y -según varias fuentes editoriales- la española Ediciones B pagó 500.000 (unos 57 millones de pesetas) y le arrebató a Anagrama a un autor que esta editorial había publicado desde que era un simple ensayista en Nuevo Periodismo. Un portavoz de Ediciones B no confirmó ni desmintió esta cifra, ni tampoco la de cinco millones de dólares (570 millones de pesetas) supuestamente pagados por las cinco próximas novelas de Stephen King, quizá el autor más vendido en el mundo.
Según fuentes editoriales, en España se pagan hoy en día adelantos de más de diez millones de pesetas a autores que han escrito dos o tres éxitos en los últimos años; por ejemplo, Eduardo Mendoza, Manuel Vázquez Montalbán o Antonio Muñoz Molina; de uno a cinco millones de pesetas para autores con un éxito ligeramente menor; y menos de un millón de pesetas, desde un mínimo de 150.000 (aunque los hay menores) para un gran número de escritores que venden una sola edición de 5.000 ejemplares.
Babelia
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