España, Francia e Irlanda propondrán un pilan de ayuda a los países del Este
La actual troika comunitaria -España, Francia e Irlanda- prepara en estas semanas un plan de ayuda financiera destinada a algunos países del este europeo que deberá someterse a la aprobación de los 12 países miembros de la Comunidad Europea en la próxima cumbre de Estrasburgo, a celebrar en los primeros días de diciembre, y que dará fin a la presidencia francesa de la CE. El plan abarcará en principio a Polonia y Hungría, y estará en línea con las negociaciones que estos dos países mantienen con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que deberían culminar también antes de que acabe el presente año.
La situación política por la que atraviesan algunas naciones del este europeo ha dejado sentir ya sus efectos económicos sobre la construcción de la Europa comunitaria y preside la mayor parte de las reuniones que, a nivel de ministros o de expertos, realizan los países miembros de la CE. En el terreno interno comunitario han empezado a despejarse algunas incógnitas y a desaparecer algunas presiones de países que hasta ahora, fijaban como único objetivo económico la consecución de una estabilidad de los precios. En el terreno exterior, las pugnas de algunos países por abanderar las ayudas para la salida de la crisis de las naciones del Este más aperturistas empiezan a tener importancia.En este último terreno, el reparto de papeles no se ha conseguido todavía. La República Federal de Alemania ha dejado claro que la canalización de la ayuda a la República Democrática Alemana "es cosa suya", según manifestaron fuentes españolas cercanas a la delegación comunitaria, y "nadie discute este aspecto", añadieron. La RFA persigue, señalaron, la unión económica de hecho, y la salida de casi 250.000 alemanes orientales en los últimos meses hacia la parte occidental ha variado sustancialmente las condiciones internas de la RFA.
Hasta ahora, los responsables económicos de Alemania se preocupaban de forma casi única por la estabilidad de sus precios y planteaban la necesidad de proceder a una revaluación de su moneda para intentar reducir las tensiones inflacionistas.
Nueva política
La subida de precios en la RFA se encuentra en la actualidad en el 3,5%, aunque al menos un punto de esta tasa se debe a la modificación de los impuestos indirectos introducida en este ejercicio y que dejará de producirse a lo largo de 1990. No obstante, esta tasa era considerada como excesiva por las autoridades de la RFA.
Pero la llegada de casi un cuarto de millón de personas, cuya edad media se sitúa entre los 25 y los 26 años, provocará problemas de aumento de la demanda interna, tanto en el consumo privado como en las necesidades de vivienda para acoger a esta nueva población. Ello puede acentuar una parte de las tensiones inflacionistas actuales. Pero al tiempo moderará algunos de los desequilibrios estructurales que tiene la RFA y para los que se solicitaba desde organismos internacionales que se buscaran soluciones.
Todo ello ha llevado a que los países miembros de la troika comunitaria -España, por haber ocupado la presidencia anterior; Francia, por ejercer la actual, e Irlanda, porque sucederá a Francia en el próximo mes de enero- hayan recibido el encargo de preparar un plan general de ayuda financiera a los países del este europeo que debería someterse para su aprobación en la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los doce.
El plan, no diseñado todavía, no puede obviar el hecho de que Polonia y Hungría negocian en la actualidad la concesión de un préstamo por parte del FMI cuyo montante total podría alcanzar la cifra de 2.000 millones de dólares (unos 230.000 millones de pesetas) y cuyo acuerdo deberá conseguirse también antes de que finalice el presente año. Estas últimas conversaciones avanzan, aunque aún existen diferencias importantes que deben superarse. En el caso de Polonia las divergencias surgen porque los responsables polacos consideran necesario llevar a cabo una reforma monetaria más profunda de lo que considera necesario el propio Fondo Monetario Internacional, mientras que el FMI quiere que se vaya más lejos de lo deseado por los polacos en el proceso de privatización y pérdida del papel desempeñado por el sector público en el conjunto de la economía de aquella nación.
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