El Ejército salvadoreño arrebata Mejicanos a los rebeldes
ENVIADO ESPECIAL
El Ejército recuperó ayer el control total de la población de Mejicanos, donde estuvo instalado durante ocho días el cuartel general del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), después de que la guerrilla aprovechase la madrugada para desalojar sus posiciones y replegarse hacia el, monte. Atrás quedó un escenario dantesco de cadáveres ardiendo, ruinas y destrucción, principalmente provocada por la aviación, en lo que parece ser la fase final de los combates en la periferia de San Salvador, que, lentamente, vuelve a la normalidad.
La lucha sólo proseguía ayer en los barrios de Soyapango, donde parece haber quedado un reducto guerrillero para proteger la retirada de sus tropas, y de Apopa, en el extremo más al norte de la capital, en los límites ya de las montañas que sirven de protección a las fuerzas del FMLN.Los últimos combates en Mejicanos se libraron en la noche del sábado, cuando la aviación y la artillería golpearon repetidamente las posiciones rebeldes. Antes del amanecer del domingo, las unidades guerrilleras habían desaparecido completamente del lugar, llevándose consigo a sus heridos y la mayor parte de su material militar, sin que el Ejército tuviese que avanzar casa por casa para liquidar la resistencia.
En los lugares donde estuvo, desde el día 11 de octubre, el núcleo principal de las fuerzas del FMLN, al mando del comandante Facundo Guardado, sólo queda ya un dramático recuerdo de barricadas, coches incendiados, casas destruidas por el fuego de la aviación y un inconfundible hedor de cadáveres precipitadamente enterrados.
El número de bajas de la guerrilla en Mejicanos no ha sido muy alto, puesto que en los momentos finales el FMLN decidió evitar el cuerpo a cuerpo. Los testigos de esta semana trágica dicen haber visto a varios heridos y algunos muertos entre los guerrilleros, pero no en cantidades masivas.
Los edificios de la población son el mejor testimonio de que los combates más feroces se dieron en la entrada de Mejicanos, a pocos kilómetros del centro de San Salvador. Ahí es donde las casas parecen quesos de Gruyère y donde no queda un solo palmo de terreno sin signos de la pólvora reciente.
Más adentro, en las calles del interior de Mejicanos, nunca se Regaron a ver los uniformes militares. La guerrilla se fue de allí sin haber utilizado siquiera las decenas de barricadas laboriosamente construidas, con la colaboración -voluntaria unas veces, forzosa otras- de los habitantes del barrio. Los soldados del batallón Atlacatl están apostados ahora en esas mismas barricadas, alertas ante el peligro de los francotiradores o de una contraofensiva de las fuerzas que se retiraron.
La gente retiene todavía en sus mentes el terror a los bombardeos. Es imposible calcular con exactitud el número de muertos entre la población civil -a ningún bando le interesa, en realidad, reconocer los grandes daños causados a los inocentes-, pero cualquier persona con la que se habla en el barrio ha sido testigo directo de alguna víctima de la aviación.
Un número indeterminado de jóvenes de la localidad -tal vez un par de docenas, según algunos testimonios temerososse fueron al monte con los guerrilleros. La cifra de rebeldes que ocuparon la zona también es dificil de calcular, pero varios vecinos calculan haber visto por allí entre 1.000 y 2.000 hombres y mujeres, todos jóvenes. Muchos de ellos pueden haberse replegado a descansar; otros pueden haberse sumado a las fuerzas que resisten en Soyapango, Ciudad Delgado y Apopa; algunos pueden unirse alas fuerzas que combaten sangrientamente en la ciudad de San Miguel. Simplemente se ignora cuál puede ser el camino por el que opte ahora el FMLN.
[El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación del ex Santo Oficio, dijo en Roma que la Iglesia Católica no puede aceptar "un chantaje semejante", aludiendo a la carta del procurador general de San Salvador enviada al Papa pidiendo la retirada de los obispos acusados de favorecer la guerrilla, informa Juan Arias. La Conferencia Episcopal española calificó la muerte de los jesuitas de "holocausto" y "salvaje asesinato"].
[Los españoles Francesc Riera, Luis Pérez y Esther Domenech, miembros de las Brigadas Internacionales de Paz, que fueron detenidos la madrugada de ayer en El Salvador, se encuentran "sanos y salvos" en la Embajada de España en San Salvador y regresarán en breve a Madrid, según un portavoz de la Oficina de Información Diplomática, informa Efe].
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