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ARDE CENTROAMÉRICA

La Compañía reza para que la sangre de los suyos no se vierta en vano

Juan Arias

La curia generalicia de la Compañía de Jesús en Roma, a dos pasos del Vaticano, vivió ayer una jornada de luto. Apenas conocida la noticia del asesinato de los seis jesuitas, de la cocinera de la comunidad y de su hija, el padre general, Hans Peter Kolvenbach, se reunió con todos sus consejeros.Juntos, redactaron un comunicado en el que se "condena la bárbara violencia que ha provocado ya tantas otras víctimas entre la población de El Salvador".

La Compañía espera y reza", añadía, "para que la sangre de nuestros hermanos no haya sido derramada en vano, al tiempo que confla en que, la vida y los derechos de tantas otras personas de la Iglesia y del pueblo salvadoreño que han sido amenazadas sean respetadas, y que una paz justa se imponga a la conciencia de todos". Después, los jesuitas se reunieron en la capilla para rezar.

Se espera que el Papa envíe hoy un mensaje al arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera Damas, una vez disponga de un informe detallado de la nunciatura apostólica en San SaIvador. En ambientes vaticanos, st, comentó ayer a EL PAÍS que en estos casos es proverbial la prudencia con la que se mueve la Santa Sede, pero que sin duda alguna la noticia había causado "estupor y dolor".

Y se añadió que, ya por la mañana, antes de conocerse la noticia, Juan Pablo II había martifestado su dolor por todas las víctimas de los días pasados en El Salvador en una carta enviada en su nombre al arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera Damas, por el secretario de Estado vaticano, Agostino Casaroli.

Juan Pablo II tuvo relaciones diriciles con el arzobispo de El Salvador Óscar Romero, asesinado el 25 de marzo de 1980, a quien, un mes antes de su rrtuerte, en una audiencia muy breve en el Vaticano, reprochó su exagerado celo social.

Durante el viaje a América Latina posterior al asesinato, el Papa aseguró a EL PAÍS que también él había sido en Cracovia sucesor de un obispo asesinado, pero que la Iglesia había tardado varios siglos en proclamarlo mártir.

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