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Los recuerdos se almacenan en forma de nuevas conexiones en el cerebro

El soporte físico de la memoria consiste en sutiles cambios en el complicado cableado de las neuronas, según datos experimentales obtenidos recientemente por investigadores norteamericanos, los primeros que permiten confirmar la teoría existente. El cerebro almacena los recuerdos construyendo nuevas conexiones entre grupos de células.

Los resultados, presentados en un congreso de neurociencia celebrado en Phoenix (Arizona), constituyen la culminación de la investigación del mecanismo físico que se encuentra detrás de un proceso hasta ahora misterioso. En dos series de experimentos distintos, con ratas y conejos, respectivamente, los investigadores identificaron claramente cambios relacionados con los recuerdos en las conexiones físicas entre neuronas. Los cambios tuvieron lugar cuando los animales aprendieron actividades físicas específicas, tales como el parpadeo en respuesta al sonido de una campana o aprender a andar por un camino elevado.Los experimentos ofrecen una explicación de por qué algunos tipos de comportamiento aprendido, como montar en bicicleta, no se olvidan nunca. La razón es que las instrucciones musculares necesarias para montar en bicicleta, por ejemplo, están incluidas fisicamente en las células cerebrales, de la misma forma que algunos comandos del sistema operativo de un ordenador se almacenan de forma permanente haciendo conexiones entre transistores.

Parpadeo de conejos

Los psicobiólogos Richard F. Thompson y William Greenough han colaborado en el estudio de los cambios cerebrales inducidos por la respuesta pavloviana (a determinados estímulos) en conejos, basada en los experimentos del fisiólogo ruso Ivan Pavlov. Thompson hizo sonar una campana cada vez que dirigía una ligera corriente de aire contra el ojo de un conejo, haciéndole parpadear. Completado el entrenamiento, el conejo parpadeaba cada vez que oía la campana, sin que le llegara la corriente de aire. Thompson implantó microelectrodos en el cerebro del conejo y encontró que el parpadeo era controlado por un pequeño grupo de células, llamadas células de Purkinje, situadas en el cerebelo, que es el centro coordinador del cerebro para la actividad muscular. Cuando se extraían estas células por cirugía el animal dejaba de parpadear. Posteriormente, Greenough, especialista en buscar conexiones cerebrales, estudió el cerebelo de estos animales y descubrió un número de conexiones cerebrales significativamente mayor en la mitad del cerebelo que coordinaba el ojo al que se enseñó a parpadear ante el estímulo que en la otra mitad."El descubrimiento de la alteración en el número de conexiones", ha señalado Thompson, "no es sorprendente, ya que se ajusta a la teoría, pero hasta ahora no había pruebas específicas. Estábamos convencidos de que habría algo así porque los recuerdos nunca se olvidan". Los cerebelos de todos los mamíferos son notablemente similares, ha señalado Greenough, y los investigadores confían que los descubrimientos realizados en cerebros animales sean aplicables a los humanos.

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