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Yugoslavia pide ayudas al Fondo Monetario para reestructurar su economía

El Gobierno yugoslavo espera obtener el apoyo financiero del exterior para reestructurar la economía, bajar la inflación que en septiembre superó el 1.000%, invertir en nuevos proyectos y crear empleo para el 14% de los parados y otro 30% que quedarán sin trabajo una vez está en marcha la reforma económica. Una delegación del Banco Munch y otra del FMI han acudido hace dos semanas a Belgrado para analizar la posibilidad de extender nuevos créditos al país balcánico.

Sin las inyecciones financieras extranjeras, se ha repetido en múltiples ocasiones, sería imposible realizar la reforma.Los yugoslavos esperan que el Banco Mundial les otorgue un crédito de 800 millones de dólares, mientras que no se ha revelado el monto exacto del stand by que se espera del Fondo Monetario Internacional, a partir de enero próximo. El FMI, tras las negociaciones fallidas en julio pasa do, condiciona su ayuda a una política antiinflacionaria, un programa de ajuste de la reestructuración económica, crecimiento cero del gasto público y el mantemiento de la tasa real de la moneda yugoslava, el dinar.

Camino irreversible

Si bien el Gobierno yugoslavo lleva meses intentando asegurar a los acreedores extranjeros -Gobiernos occidentales, bancos internacionales y los inversores potenciales- de que su orientación hacia la economía de mercado es firme e irreversible el único indicador positivo que el Gobierno puede ostentar actualmente es el aumento del 8,9% de las exportaciones y 5.100 millones de dólares. Más allá, el proceso de la reforma económica ha sido sumamente lento; la inflación ha aumentado en lugar de bajar (aunque se afirma que a partir de 1990 se reducirá a una sola cifra); la legislación que rige la economía de mercado se ha visto obstaculizada y reformulada y todavía faltan leyes que reguien completamente las nuevas condiciones económicas.

El Gobierno de Ante Markovic parece determinado a realizar las reformas, cueste lo que cueste, pero es dudoso que el primer ministro cuente con el apoyo político necesario de todas las repúblicas yugoslavas.

El portavoz gubernamental, Darko Marin, aseguró que a partir de 1990 se calcularán las pérdidas y el monto exacto del déficit interno para elaborar una estrategia de saneamiento económico. Sólo en el terreno bancario, con la nueva ley que regula la política bancaria -elimina la tutela política y exige una determinada solidez económica- se calcula que la tercera parte de los 145 bancos comerciales iría a la quiebra. Se estima que la deuda interna de los bancos -inversiones utilizadas para salvar las industrias con pérdidas y por lo tanto el dinero irrecuperablees de un total de 6.000 millones de dólares.

Situación similar, o tal vez peor, se revelaría una vez hecha la evaluación de las empresas, pero por motivos políticos, la recopilación de esta cifras será más difícil. Los dirigentes de las diferentes repúblicas yugoslavas intentarán salvar de la quiebra a las empresas y las fábricas instaladas en su territorio. De hecho la política económica de Ante Markovic ha sido criticada por los serbios porque "favorece a las zonas ricas del país".

Sin el apoyo de la liga de los comunistas de Yugoslavia, Markovic realmente no podrá realizar las reformas. Los comunistas siguen controlando la economía del país al designar a los directores de las empresas y controlarlas a través de las células del partido en las mismas. Diferentes miembros de la liga de los comunistas muestran dudas enormes con respecto a la reforma y la igualdad de todos los tipos de la propiedad". Y tampoco parecen haberse superado las barreras ideológicos que conciernen el papel de la autogestión, que quedará reducido.

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